domingo, 22 de mayo de 2011

Robert Frost opina sobre el tema también

Con esa ansiedad de ubicuidad enfermiza que suele atacarme, en que escribo y leo creyendo muy de veras que aún estoy en Arequipa -me equivoco todo el tiempo- y que luego me obliga a restregarme los ojos cuando salgo al calor asfixiante del verano continental de Minnesota, a los highways, a las desoladas calles con casitas todas iguales en la ciudad más extrema del Midwest.
Hoy anduve otra vez con esa sensación de tener cuerpo y alma pegados con engrudo. Mientras mis tres chicas se iban a ver chucherías en Michaels, opto por meterme a la librería Barnes&Noble, en realidad para buscarme un café helado. Mientras espero a la chica que me lo prepara, me jala algo, entre los anaqueles. Cruzo a ver entre las ediciones baratas y al segundo un libro, Collected Poems by Robert Frost, me elige. He leído a Frost más en español, y más en el Perú. En general, es una paradoja (una parajoda,  como dice Mi mejor amiga): leía mucha más literatura estadounidense mientras vivía en Arequipa. Pero heme allí esperando el café reconociendo las líneas en inglés a través de mi recuerdo en español,  como si una voz me las tradujera mezclando dos voces como en los documentales torrejas.
Me quiero convencer: es bueno salirse de la locura, de la ansiedad de las elecciones peruanas, y las diatribas televisivas, y los desafíos bien machos en el Facebook, y los blogs donde se discute a oscuras unos con chaira y otros con nada en la mano, o de las conversaciones telefónicas con  familiares que últimamente se calientan demasiado. Mejor que todo eso es leer a Frost. De pronto me doy cuenta que hace rato estoy releyendo como si fuera un disco rayado, The Road not Taken. Leer poesía para mí es como comer algodón de azúcar: siempre se me pegotea, abro la boca y no atrapo nada, suele empalagarme, hacerme daño incluso, pero me gusta. Releo hacia arriba y hacia abajo mi algodón. Al final me voy pensando en que el poema de Frost no me ha sacado del Perú: creo que me ha metido peor, como siempre. Peor porque lo hace con una fuerza sorpresiva. Bueno aquí los dejo con el texto. No tienen por qué ver lo mismo que yo, por exceso de cafeína, esta tarde vi en él.


El camino no elegido
Robert Frost
Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,
Y apenado por no poder tomar los dos
Siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie
Mirando uno de ellos tan lejos como pude,
Hasta donde se perdía en la espesura;

Entonces tomé el otro, imparcialmente,
Y habiendo tenido quizás la elección acertada,
Pues era tupido y requería uso;
Aunque en cuanto a lo que vi allí
Hubiera elegido cualquiera de los dos.

Y ambos esa mañana yacían igualmente,
¡Oh, había guardado aquel primero para otro día!
Aun sabiendo el modo en que las cosas siguen adelante,
Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos.

Debo estar diciendo esto con un suspiro
De aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia.

Alto en el bosque en una noche de invierno

Me imagino de quién son estos bosques.
Pero en el pueblo su casa se encuentra;
no me verá parada en este sitio,
ante sus bosques cubiertos de nieve.

Mi pequeño caballo encuentra insólito
parar aquí, sin ninguna alquería
entre el halado lago y estos bosques,
en la noche más lóbrega del año.

Las campanillas del arnés sacude
como si presintiera que ocurre algo…
Sólo se oye otro son: el sigiloso
paso del viento entre los copos blandos.

¡Qué bellos son los bosques, y sombríos!
Pero tengo promesas que cumplir,
y andar mucho camino sin dormir,
y andar mucho camino sin dormir.

Versión de Agustí Bartra

viernes, 20 de mayo de 2011

El peor analfabeto es el analfabeto político.

El no ve, no habla, no participa de los acontecimientos políticos.
El no sabe que el costo de vida, el precio del poroto, del pescado, de la harina, del alquiler, del calzado o el remedio, dependen de decisiones políticas.

El analfabeto político es tan burro que se enorgullece e hincha el pecho diciendo que odia la política.

No sabe, el imbécil, que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, el asaltante, y el peor de los bandidos, que es el político corrupto y lacayo de las empresas Nacionales y multinacionales".

Bertolt Brecht

jueves, 19 de mayo de 2011

Actualización 1: Teatro y elecciones

Don Ernesto Ráez, una respetada figura del teatro nacional, me hace llegar un mensaje y varios recuerdos de lo que mi frágil memoria olvidó en el repaso de los teatristas que están actuando, en la vida real, también por evitar el despeñadero de la patria. A la propia voz de él, sumemos las de los integrantes de Tárbol, teatro y títeres, Miriam Reátegui, Mary Oscátegui y el importantísimo autor Juan Rivera Saavedra; la enorme, profundamente convencida movida anti Keiko en Villa El Salvador, a través de CIJAC, Arena y Esteras, Vichama, y otros grupos, especialmente de jóvenes. En Lima Norte, Comas,  la gente que organiza el Festival de Acciones Escénicas hace lo propio. Empieza a moverse el terreno. En redes seguro hay más, que no alcanzo a registrar, como la potente opinión de Alfonso Santistevan. Y claro mi interés es tratar de registrar, de anotar. No son gestos sin sentido: el maestro Ráez lo dijo, se trata de sumar voces, no hay voz pequeña. Se trata de evitar la malhadada complicidad, simplemente. Y se trata de que el tiempo futuro juzgue nuestra consecuencia, no nuestra impavidez ante la mentira y el interés de los que quieren terminar de estrujar el país. SI gana la mafia, sabremos qué hacer y cómo mantener las convicciones. Si la evitamos, también evitaremos el triunfalismo de los que sin abrir su boca ahora, querrán decir que en el fondo siempre fueron anti keiko. Basta de medias tintas, el que está en favor de la mafia va a tener que decirlo muy claramente esta vez. Algo habremos avanzado, entonces.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Fujimori entre bambalinas

Estoy maravillado con esto. Es un gráfico del diario La República que explica cómo, entre la prisión de Alberto Fujimori y el local de campaña de Fuerza 2011, el nombre del grupo de Fujimori, la hija, hay solo 20 metros de distancia. La Celda del expresidente está teóricamente en la DIROES dependencia de alta seguridad de la policia peruana.

Viéndolo como escenario, se me ocurren tres hipótesis de acciones para el personaje Fuijimori y sus secundarios:
Hipotesis 1: Fujimori sale por las noches de su celda, y chambea en la campaña, sin ser visto. Aquí caen evidentemente como cómplices Alan (aka) Presidente de la República, el Ministro del interior, el Jefe del INPE, etc. Y por supuesto Keiko la dependiente.
Hipótesis ‎2. Fujimori no sale de su celda, pero desde el cuartel de campaña le consultan todo, como si fuera el administrador de una polleria, detrás de la cocina. Los Fujimoristas entran y salen, el Jefe revisa los estampados de los polos, los tickets de la rifas bamba.
Igual caen por cómplices Alan, Ministro y el tonto del INPE Igual Keiko debe ir al psiquiatra por no haber cortado jamás con su Electra. su Edipo o lo que sea.
Hipótesis 3. Fujimori nunca sale oficialmente de la Diroes, y oficialmente nunca está en el local de campaña, y oficialmente nunca supervisa nada. Oficialmente nadie entra a su celda con pancartas, cocinas, microondas. Lo que hace  Fujimori es entrar al baño de su celda, se mete por el water a un túnel y aparece en el baño del centro de campaña. Me inclino por esta última posibilidad: es lo que haría una rata.

martes, 17 de mayo de 2011

Adrianzén dixit

domingo, 15 de mayo de 2011

Tiempos revueltos, pero aún callados: las elecciones y el teatro peruano

Esta campaña será, junto a la de 1990,  la más angustiante y bizarra (a la vez) de la política peruana contemporánea. Tal vez por eso, el territorio parece estar minado, por todos lados, y mucha gente prefiere taparse el culo, para decirlo bien castizo. No me sorprende cómo entre los intelectuales y artistas peruanos,  por ejemplo, se instala la tendencia a no tomar parte, a pretender hablar o solo mirar, desde una urnita. Como si ello fuera posible! Yo creo que esto forma parte del ADN cívico de mi país, en que tomar posturas demasiado claras es exponerse a represalias, en particular las del poder. Pero puede que todo sea un gran espejismo, y que la autocensura que nos estamos prodigando nos termine  por cobrar muy caro ese silencio.
Pero aclaremos la cosa, con sencillez y sin dilaciones: en esta elección están los que apoyamos a Humala, como única tabla de salvación del sistema democrático medianamente salvable, valga la redundancia. Imperfecto, terrible candidato según algunos, que sin embargo es sin dudas una mejor opción que la otra (que ojalá nunca hubiera llegado a ser opción): la del Fujimorismo castrante que se ha revivido con el brillo de una supuesta renovación, pero que solo tiene como plan legitimar desde el poder los diez y pico años más vergonzosos del Perú. Keiko Fujimori es miembro del clan que gobernó,  y por tanto partícipe de la corrupción, secuaz de las políticas de asesinatos selectivos y violaciones de derechos elementales a poblaciones indefensas. Y para esta coartada histórica, los Fujimori cuentan con el solícito y comprado apoyo de grandes empresas periodisticas: el grupo El Comercio, América TV, Frecuencia Latina (Ivcher apoyando a Fujimori!), Epensa y su descuajado diario Correo, entre muchos más.
¿Qué opción queda a la sociedad civil? Quisiera escribir que sus artistas e intelectuales independientes, aquellos en quienes la sociedad puede confiar por su mayor ilustración y sus mejores oportunidades de educación,  y que podrían ser el motor de su conciencia colectiva. Pero la verdad es que aún parece que la mayoría de ellos  ha optado por la meliflua actitud, la voz quedita, el callar en siete idiomas. Por supuesto hay varias y enormes excepciones. Vargas Llosa, Hildebrandt, Cotler, entre los más famosos. Otros hacen gatomaquia, o simplemente creen no estar compelidos porque son narradores, poetas, críticos, no políticos.
En el teatro peruano la voz  más clara y franca la ha llevado por enésima vez  Yuyachkani, al respaldar rápidamente a Humala en la segunda vuelta. Con todas las diferencias ideológicas que uno pueda tener con su trabajo, esta vez los de Miguel Rubio han tenido los reflejos claros, prácticos y sobre todo, públicos, lo que creo que es aquello que la sociedad civil puede esperar de sus artistas e intelectuales. Convencidos de su valor "de marca", igual que Vargas Llosa, los Yuyachkani han entendido que el prestigio importa más cuando se asocia con causas altas, como es combatir regímenes autocráticos. Pero se hacen extrañar otros grandes "nombres" del teatro de grupo haciendo causa común, por una vez.
En Peruteatro, por ejemplo, salvo el interés de Luis A. Sánchez, titiritero trujillano, la voz siempre conflictiva pero directa de Christian Franco, del Teatro Loco, o la autora Daisy Sánchez, y algunos más que se me escapan ahora; la voz dominante ha sido "desterrar" el comentario político bajo la absurda agumentación de que el arte teatral puede existir al margen del quehacer público, léase, político. Craso error que ojalá no paguemos muy caro. Por supuesto están también las otras acciones: las campañas de difusión  anti Keiko de la gente de Puckllay e Ivone Barriga (en especial en redes sociales y acciones escénicas), los colectivos de alumnos de Artes Escénicas de la PUCP,  Intervenciones Públicas como  "Por la memoria y dignidad, Fujimori nunca mas", entre otros.  El MOTIN no ha intervenido esta vez, como organización grupal, ni ha considerado importante todavía hablar en nombre de un grupo enorme de colectivos en las regiones. No ha sopesado su real poder.
Entre las voces individuales sí quiero destacar, con todo el crédito que pueda otorgársele, la visión comprometida que viene proponiendo Eduardo Adrianzén, dramaturgo y escritor para TV, tal vez la más visible voz individual del teatro peruano que usa su nombre para hacer una campaña principista contra Keiko Fujimori. Una campaña que si fuéramos menos masoquistas, quizás, todos los artistas de teatro deberíamos realizar con premura e intensidad, sin ambages.  Me permito enlazar un artículo que Adrianzén está haciendo correr por redes sociales.

¿A qué repámpanos le tendrán tanto miedo algunos jóvenes?

viernes, 13 de mayo de 2011

Mis cinco votos para Humala

Voy a tomar una actitud un poco extraña pero sensata: voy a iniciar una campaña privada para convencer a mis seres queridos, hermanos, padres, cuñados, a los muy cercanos, que sé que dudan aún de cómo votar, para persuadirlos por todos los medios racionales de que la única opción racional, parcialmente democrática, para el Perú hoy  es votar por Ollanta Humala. Así han quedado las cosas. Votar en blanco ya no es una opción. Votar por Keiko es aceptar que el Perú es el cuerpo enfermo que no se recuperará jamás, que siempre cederá al poder de los desgraciados que han hecho desgraciada mi patria.
Los medios vendepatria se han confabulado en favor de la mafia, incluso lo han hecho los intereses imperialistas y comerciales del extranjero. No podemos perder dignidad nacional, digamos mejor, amor al suelo en que nacimos. ¿Qué me hago con un poco de plata en mi cuenta de la AFP si no sé si en 10 años existirá siquiera el sistema de derechos civiles? Plata sin libertad, plata sin dignidad. Y ni siquiera mucha plata, joder!
A Humala hay que medirlo, presionarlo, incluso obligarlo a retroceder. No creo que dé la medida de estadista, ojalá me equivoque. Pero Keiko Fukimori sí da la perfecta medida de la miembro del clan criminal más vil que ha gobernado el Perú. A la hija del ladrón, ladrona y falsa ella misma, y a toda la partida de rateros, asesinos y desgraciados del fujimorismo, ni medio metro más de poder.
Voy a trabajar en mis cinco votos en favor de Humala, es la micro-micropolítica que puedo hacer. El tiempo no está para lamentaciones, ni para cálculos de medianía. Es el Perú versus la mierda del fujimorismo, así de simple.

lunes, 9 de mayo de 2011

La identidad publicitaria del Perú

Hace pocos días Promperú, organismo del Estado peruano para la promoción de la inversión, presentó un cortometraje titulado "De Peru for Peru", quince minutos de  un "documental" (en verdad un mockumentary comercial, diríamos) en que un grupo de celebridades peruanas llegan al pueblito de Peru, Nebraska, para compartir las bondades peruanas, especialmente culinarias y artísticas. Se trata del inicio de la campaña publicitaria para difundir el advenimiento de la Marca País Perú, un proyecto que busca colocar el nombre del país, como marca de alta recordación para turistas, inversionistas y como herramienta de control de calidad para exportadores. (Ver el vídeo aquí)
El corto es superdivertido, ingenioso e incluso emotivo para los que andamos fuera,  al menos hasta los minutos finales, cuando uno como peruano suspicaz empieza a preguntarse dónde está el ñeque, como decía mi abuelito. Me refiero a preguntarme, creo yo con franqueza y legitimidad de ciudadano que quiere saber en qué gasta nuestra plata el Estado, si lo que nos está presentando Promperú es solo una campaña publicitaria para lanzar la Marca País Perú, o intenta vectorizar un soporte de ideas (una ideología, digamos sin ambages) sobre la forma en que se construye la modernidad de la identidad peruana, o peor, la identidad moderna nuestra.
Vamos por partes, antes de que me salten al cuello los llorosos chauvinistas que piensan con las glándulas salivales. No digo que no me enorgullezca la comida peruana, que no me parezca sensacional, paradigmática, impredecible. Que la disfruto. Ni que la música peruana, por ejemplo, sea quizás el término más comprehensivo de multiculturalidad que podemos encontrar en  cuanto a géneros y formas, al menos en Latinoamérica. Pienso que el problema de esta campaña es que quiera ser instalada, por parte de funcionarios estatales (vean esta entrevista) como referente público de un asunto que es copioso y muy serio en sus implicancias políticas: el tema de la identidad peruana.
El largo spot está hecho en español, para los peruanos en el Perú, y no como podría primero pensarse, como promoción para el extranjero. El objetivo, dicen los publicistas y funcionarios de promperu, ha sido convencer a los propios peruanos de que ser peruano es motivo de orgullo, por vía de confrontarse con una realidad ajena, la del pueblo gringo del midwest, que aprenderá la peruanidad, que es de por sí un valor.
En esta otra entrevista, creo haber hallado la clave de este desplazamiento de la identidad (cultural) del Perú, hacia su identidad publicitaria, y cómo ella se vuelve un boomerang que pretende superar todas las preguntas y dudas sobre el tema esencial a través de un sencillo soporte de publicidad.  Julio Luque lo dice de una manera que me deja aún perplejo: "la verdad es que la Marca País ya existe, la Marca País es el Perú y todo lo que somos. Es una nueva identidad. Y la verdad es que es la primera vez que existe una identidad que refleja las tres áreas  de toda identidad: la promoción de las exportaciones, la promoción de las inversiones y la promoción del turismo".
Por supuesto entiendo que se refiere al concepto publicitario de identidad, y al concepto comercial de Perú. Otra vez, no tengo nada contra la práctica publicitaria ni la pujanza de los empresarios. Pero creo que el asunto empieza a apestar  cuando promperu decide montar toda una campaña interna, dentro del Perú, donde no están los potenciales turistas, ni inversionistas, y donde solo un grupo pequeño es exportador; con el objetivo de concientizar del valor de la marca. ¿Los ciudadanos peruanos no creen en el valor de su país? ¿Necesitan ser adoctrinados en el valor de aquellas prácticas culturales que viven día a día? ¿No saben su utilidad? Mi respuesta es sí, y no.
Un peruano que no es exportador, que come comida peruana, escucha música peruana, y se alegra con razón o sin ella, por los deportistas peruanos, sabe que todo eso responde a su necesidad de pertenencia a un grupo, y en ese sentido lo valora, como recurso inmediato, personal. Lo valora mucho, yo creo, la mejor prueba es que usa todos esos artefactos culturales día a día. Pero a la vez la respuesta es no, pues el que no está en el gremio exportador/empresarial con seguridad desconoce  que un país es según los dictados de las leyes del merchandising, también una mercancía más para vender, para dar valor agregado,  una imagen que trae réditos económicos. El dilema se plantea así: tenemos que vender la marca Perú, que no es otra cosa que el calco publicitario-comercial del Perú cultural real, pero este Perú real es un complejo heterogéneo de gentes que no encuentran de utilidad práctica, inmediata, el ser una Marca. Que no le ven el juego, ni el beneficio. Me imagino que para los empresarios, y su acólito Presidente García, este último asunto puede representar un real problema: todo el esfuerzo se puede estropear si el pueblo peruano, verdadero dueño de la cultura, y por ende, verdadero dueño también de la Marca, "no sabe que le conviene serlo". ¿O será más bien que siente que ser una Marca en verdad no le conviene? ¿Será que no siente que eso le sirva de gran cosa de forma directa? ¿No apoya o simplemente considera que es un proyecto económico excluyente?
La nada maravillosa realidad puede malograr la marca: maravillados ciudadanos peruanos en situación de hambre crónica (33%), de desempleo y subempleo  casi generalizado, de falta de acceso al crédito para emprendedores, de desigualdad de oportunidades de matriz casi colonial, racializada; maravillados ciudadanos peruanos que saben que el Perú real que Nebraska tampoco conoce es el Perú de los ciudadanos "de segunda", el de la inseguridad ciudadana, y el de  los cientos de conflictos sociales abiertos; estos maravillados ciudadanos peruanos pueden, y lo hacen con frecuencia, echar a perder el juego que el sistema corporativo en gestación en el Perú se ha tomado tanto esfuerzo en crear.
Por ello, me imagino, la urgencia de hacer un video nacional, que se muestre en TV, en cine, que convenza de que la marca País es el nuevo Proyecto que nos engloba, nos explica y nos aquieta. Gustavo Rodríguez lo dice, casi con ingenuidad:   a la Marca país, hay que tenerle respeto y tal vez cariño. Como la bandera, digo yo, solo que ahora no representa a los batallones de guerra. Venga, a morir con honor por nuestra nueva bandera!
Fuera de bromas, esto no es culpa de los publicistas, obviamente, sino del gobierno peruano; el pretender reemplazar con razones del estómago y la alegría popular, atendibles y reales, su inoperancia social. El Estado muestra su total mala intención al no incorporar proyectos educativos que expliquen a los propios ciudadanos del Perú, la "maravillosa experiencia de ser peruanos", sobre la base de una sostenida realidad que haga creer que realmente la maravilla existe, o está empezando a existir. Una educación que sea capaz de no mentirnos, de no inflarnos la burbuja del "qué bien estamos porque Gucci ya entró al Perú y ahora se come cada vez mejor". Esa sería una educación cara y compleja, no costaría unos cientos de miles de dólares como esta campaña, sino que requiere subir el presupuesto de salud, educación, y servicios. ¿Por qué los empresarios no empujan esta otra campaña, más sólida y fuerte, que les daría no solo unos cuantos turistas e inversionistas volátiles, y un montón de estrés, sino tal vez una sólida clase media local que los haga crecer y prosperar mucho más, y con menores riesgos incluso para su seguridad personal? Creo que a quienes más les conviene más gente sana, que sepa leer y que pueda consumir en un país sin mayores conflictos, es a los empresarios.
Mala suerte la de este video,  llega en el peor momento a contarnos un cuento que casi nadie cree de verdad: que ser peruano ahora es maravilloso, eso sí,  si no somos rajones y pesimistas (como yo) y aceptamos que el vaso está  medio lleno y no medio vacío. El vaso del Perú no está ni lleno ni vacío, está volteado: el agua llega muy poquito arriba y luego se chorrea por los costados, hacia afuera, unos dicen que hacia Miami.
El video también es la perfecta cereza para coronar el pastel de una década perdida en políticas de inclusión social.

martes, 3 de mayo de 2011

Lugar para ver


El miedo, la ansiedad, el hilo de la memoria que conduce a imágenes de otras muertes, más muertes. La incredulidad, el desamparo, la parálisis facial de Biden, nunca tan explícita, como la censura verbal de Clinton. En la esquina el Presidente negro. Sobre la otra esquina sombras de gente que nadie conoce, furtivos invitados a la serial, a la caza del asesino por vía de otros asesinos. Unos legales, otro no, suponga usted que es capaz de dilucidar cuál es cuál.
Otra vez el miedo, la ansiedad. ¿Conduce la memoria de las muertes siempre hacia otra muerte? ¿Es un sino? ¿Una fatalidad política, humana, demasiado humana? El Presidente negro parece esperar su turno en el dentista. Dientes apretados. ¿Lo mueve una convicción, no se pregunta nada? ¿Es el mismo hombre que enseñaba derecho Constitucional en Chicago?
Instalados en una improvisada sala de teatro a distancia, un grupo de miedosos plantea su videojuego. 3D, sin controles. Mentira que hay mando a distancia. Estos tíos asisten a un ritual de muerte que creen haber planeado, pero al que solo están invitados. El suyo es solo un privilegio, no un poder. Al centro, el único hombre tranquilo, no necesita mirar.
El miedo y la ansiedad, mezclados, en dosis similares, combinados producen placer. Los escalofríos que sienten estos observadores observados, son su temor licuado y convertido en placer de espectar, de vivir de lejos, de mirar sin ser visto.
No es que el mundo sea un gran teatro. Es que el mundo está plagado de gente que solo queremos mirar. El ojo reemplazando la mente, reemplazando el corazón y las entrañas. El ojo frío, congelado por el arte de matar y ver morir.

sábado, 30 de abril de 2011

OH Llantay!

Walter Ventosilla, teatrista afincado en Nueva York, ha logrado revivir el clásico de la literatura colonial "Ollantay", dándole elementos de espectáculo musical y acercando a la comunidad neoyorkina a uno de los textos más complejos y ricos del acervo teatral peruano. El esfuerzo le ha merecido sendos reconocimientos de la Asociación de Cronistas del espectáculo de esa ciudad, tanto a él, como director, como a sus actores Marisol Carrere y Julio Granados, ex actor de Cuatrotablas. La producción la realizan en comandita Rasgos Theatre group y el Teatro LaTea.

Ventosilla trabaja silenciosamente, pero sin duda es un nombre ineludible en el teatro peruano último. Lideró Setiembre, grupo independiente en Lima ligado al momento de apogeo del Movimiento de Teatro Independiente, y además es un prolífico escritor, escribiendo trabajos para su grupo, para actores como Edgard Guillén, u obras extensamente representadas en el Perú como El Mariscal Idiota.  De hecho esta última sirve de telón de fondo para un magnífico cuento que el también magnífico Daniel Alarcón publicara hace poco en inglés: The Idiot President, nada menos que en el New Yorker.

Ventosilla es uno de nuestros mejores embajadores culturales, embajador independiente, como los que de verdad valen.

lunes, 18 de abril de 2011

La hija adoptiva de la crisis

El famoso Children´s Theater Company de Minneapolis pone desde esta semana "Annie", el musical de la niña huérfana en la Gran Depresión, que encuentra vida mejor al amparo del Daddy Warbucks, y el New Deal empujado por Franklin D. Roosevelt en 1933. En verdad ha habido muchas Annies desde su estreno en Broadway en 1977, y es sin duda uno de esos musicales que sobrevivirán, claro, si sobreviven los musicales. Tiene el encanto y la frescura de música muy inspirada, un relato de filiación, una promoción casera de la esperanza en el porvenir. Son los ingredientes que emocionan en la platea (mi propia emoción, por ejemplo, de escuchar cantar tan extraordinariamente a Megan Fischer, la Annie de esta versión de Minneapolis), y que a la vez contentan el corazón haciéndole creer que corazón es lo mismo que alma y que moral. Digo esto porque en la excelente puesta de Peter Rothstein, mientras aparecen los parados de la gran depresión del 29, haciendo la "soup line", la olla común decimos en mi pueblo, y vemos cantar y bailar de manera obsesivamente broadwayana a desempleados, orates, "homeless"; y del otro lado vemos la ansiedad por la felicidad que sigue llevándonos a las salas de teatro; no es posible dejar de pensar en lo mal que va los Estados Unidos, lo pésimo que se se avizora, y lo aún peor que nadie en público se atreve a anunciar. ¿Estaban exorcizando los americanos sus miedos cuando reescribieron "The little orphan Annie" a fines de los setenta, y cuando ahora regresan a ella como recurso casi de juego ante la crisis? No lo sé. La puesta es bella, y triste. Profundamente sentimental y actuada casi con histeria, con una ligera bronca que parece cada vez más difícil de ocultar en un país que sabe el riesgo de creer en un modelo económico por encima de todo. (Atención, peruanos!)
Al final todos cantan con devoción patriótica "Tomorrow", incluido Roosevelt  que está en escena, en silla de ruedas. Bueno, en verdad todos la cantamos en la mente o a todo pulmón, es difícil no dejarse arrastrar por la música y la vana esperanza.  A quién no le gustaría que las cosas mejoren con deseos, pero ignoro si habrá muchos pesimistas alegres como yo  que piensan que "tomorrow" no siempre quiere decir "mejor".

Nota: No encontré un video de la puesta, pero sí hallé el video de un concierto de la niña que la protagoniza cantando "Tomorrow".  Puedo dar fe que en la puesta es mucho mejor. Y para que comparen, les dejo la canción en la versión medio truculenta que hiciera John Huston en 1982, y que de seguro casi todos conocemos. Bueno al menos la escena de la canción quedó bien.

viernes, 8 de abril de 2011

Todo esto es mi país

Ando releyendo a SSB, el gran poeta y dramaturgo limeño:

TODO ESTO ES MI PAÍS
Sebastián Salazar Bondy

Mi país, ahora lo comprendo, es amargo y dulce;
mi país es una intensa pasión, un triste piélago, un incansable manantial
de razas y mitos que fermentan;
mi país es un lecho de espinas, de caricias, de fieras,
de muchedumbres quejumbrosas y altas sobre heladas;
mi país es un corazón clavado a martillazos,
un bosque impenetrable donde la luz se precipita
desde las copas de los árboles y las montañas inertes;
mi país es una espuma, un aire, un torrente, un declive florido,
un jardín metálico, longevo, hirviente, que vibra
bajo soles eternos que densos nubarrones atormentan;
mi país es una fiesta de ebrios, un fragor de batalla, una guerra civil,
un silencioso páramo cuyos frutos son jugosos,
un banquete de hambres, un templo de ceremonias crueles,
un plato vacío tendido hacia la nada,
un parque con niños, con guitarras, con fuegos,
un crepúsculo infinito, una habitación abandonada, un angustiado grito,
un vado apacible en el cual se celebra la vida;
mi país es un sepulcro en medio de la primavera,
una extraña silueta que abruma con su brillo la soledad,
un anciano que camina lentamente, un ácido que horada los ojos,
un estrépito que apaga todas las músicas terrenales,
un alud de placeres, un relámpago destructor, un arrepentimiento sin culpa.
un sueño de oro, un despertar de cieno, una vigilia torva,
un día de pesar y otro de risa que la memoria confunde,
un tejido de lujo, una desnudez impúdica, una impaciente eternidad;
mi país es un recuerdo y una premonición, un pasado inexorable
y un porvenir de olas, resurrecciones, caídas y festines;
mi país es mi temor, tu ira, la voracidad de aquel,
la miseria del otro, la defección de muchos, la saciedad de unos cuantos,
las cadenas y la libertad, el horror y la esperanza, el infortunio y la victoria,
la sangre que fluye por las calles hasta chocar con el horizonte
y de ahí retorna como una resaca sin fin;
mi país es la mujer que amo y el amigo que abrazo tan sólo por amigo,
el extraño que te sorprende con su odio y el que te da la mano porque quiere;
mi país es la ventana a través de la cual miro la tarde,
la tarde que cae con sus ramos de melancolía en mi pecho,
y el agua matinal con que limpio mis pupilas de imágenes sucias,
el aire que respiro al salir de mi casa cada día,
y la gente que se precipita conmigo a los quehaceres sin sentido,
el trabajo, la fatiga, la enfermedad, la locura, el pensamiento,
la prisa, la desconfianza, el ocio, el café, los libros, las maldiciones;
mi país es la generosa mesa de mi casa y los rostros familiares
donde contemplo la marea incansable de mi dicha,
el cigarrillo que consumo como una fe que se renueva
y el perro cuya piel es cálida como su amistad;
mi país son los mendigos y los ricos, el alcohol y la sed,
la aventura de existir y el orden en que elijo mis sacrificios;
mi país es cárcel, hospital, hotel, y almacén, hogar, arsenal;
mi país es hacienda, sembrío, cosecha;
mi país es escasez, sequía, inundación;
mi país es terremoto, lluvia, huracán;
mi país es vegetal, mineral, animal;
mi país es flexible, rígido, fluido:
mi país es líquido, sólido, inestable;
mi país es republicano, aristocrático, perpetuo;
mi país es una cuna, tumba, lecho nupcial;
mi país es indio, blanco, mestizo:
mi país es dorado, opaco, luminoso;
mi país es amable, hosco, indiferente;
mi país es azúcar, tungsteno, algodón;
mi país es plata, nieve, arena;
mi país es rudo, delicado, débil y vigoroso, angelical y demoníaco;
mi país es torpe y perfecto;
mi país es enorme y pequeño;
mi país es claro y oscuro;
mi país es cierto e ilusorio;
mi país es agresivo y pacífico;
mi país es campana,
mi país es torre,
mi país es isla,
mi país es arca,
mi país es luto,
mi país es escándalo,
mi país es desesperación,
es crisis, escuela, redención, ímpetu, crimen,
y lumbre, choque, cataclismo,
y llaga, renunciación, aurora,
y gloria, fracaso, olvido;
mi país es tuyo,
mi país es mío,
mi país es de todos,
mi país es de nadie, no nos pertenece, es nuestro, nos lo quitan,
tómalo, átalo, estréchalo contra tu pecho, clávatelo como un puñal,
que te devore, hazlo sufrir, castígalo y bésalo en la frente,
como a u hijo, como a un padre, como a alguien cansado que acaba de nacer,
porque mi país es,
simple, pura e infinitamente es,
y el amor canta y llora, ahora lo comprendo, cuando ha alcanzado lo imposible.

jueves, 31 de marzo de 2011

Hacer teatro sin hacer política

El Perú está viviendo probablemente sus elecciones más raras desde 1990. En breve, hay cinco candidatos con opciones iguales y todos, sin excepción, son unos personajes de opereta. Pero el cuento es que los ánimos están muy caldeados, y en todos lados, en especial en internet y redes sociales, las diatribas y acusaciones proselitistas van y vienen. Peruteatro, la lista de interés de teatristas  peruanos, no fue la excepción. De pronto, mensajes de apoyo, de repudio, de asco, de amor sin barreras, etc. por algún candidato, empezaron a llegarnos a todos, muchas veces de manera multiplicada. La reacción del administrador, Ricardo Morante, fue cortante: peruteatro es una lista para hablar de teatro, dijo, no para hablar de política. "Podemos hablar de arte sin política", afirmaba su comentario.
Digamos que estoy con Ricardo en que Peruteatro es un espacio para intercambiar información prioritaria para los hacedores de teatro, del sufrido teatro peruano. Pero mi gran "pero" es que no veo la línea que divide lo que es artístico de lo que es político, y creo que hacer una división como la que Ricardo propone es tal vez el acto más político que recuerdo en Peruteatro. Porque en verdad, no se puede hablar de arte sin hablar de política, entendida como la cosa social, el interés por el asunto público, por el ejercicio del poder, que nos afecta doblemente, como teatristas y como ciudadanos. Mucho más si pensamos que el teatro es, en sí, un acto de connotaciones políticas, en tanto acto público.
Claro, saltaran los "puritanos" a gritar: "no, queremos el arte por el arte". Y esa, otra vez, es la afirmación más teñida de política que uno pueda hallar. Cuando alguien quiere que el campo del arte esté ajeno de la cosa pública -propuesta negada por la realidad misma- lo que hace es un enunciado político. Lo que dice es: "hagamos un teatro que no se interese en lo político, es decir, hagamos con el teatro la política de mantener el estado de las cosas, sin criticarlo". Cosa difícil de cumplir, y más difícil de sostener. La actitud más ideologizada del mundo es creer que uno puede hablar desde una zona libre de ideologías: es la ideología ciega de sí misma, la forma más tonta de ejercer una cosa pública como el teatro, y quizás la forma más inútil de entender el teatro en un país lleno de problemas sociales complejos como el nuestro. No pido que se haga proclamas políticas en el escenario -ese teatro además de torreja es también inútil. Lo que digo es que no se le quite al teatro su naturaleza política.
De manera que cuando los colegas se interesan en los asuntos de las elecciones, creo que en verdad se abre una buena oportunidad para discutir cosas políticas en serio: qué tipo de gobierno conviene más al ejercicio artístico, cuáles serán las políticas educativas y cutlurales, a quién respaldar seriamente desde nuestra pequeña ventana teatral.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Educación y teatro

Para casi nadie es novedad que las técnicas teatrales sirven para objetivos didácticos, haciéndolas prácticamente insuperables a la hora de crear contextos creativos, rápidos y baratos en una clase, hasta para enseñar matemáticas. En los Estados Unidos hay muchos proyectos extensos y bien fundamentados que atan el teatro a, por ejemplo, la enseñanza de lecto escritura, como el aclamado Arts Literacy project de la Universidad de Brown. En el campo de la enseñanza de lenguas extranjeras, particularmente el español, también tiene una cada vez mayor importancia y uso. Mi amigo Eduardo Cabrera, profesor de Millikin University en Illinois, y teatrista apasionado, ha logrado armonizar sus dos grandes vocaciones en un excelente volumen titulado Teatro Breve, con piezas pequeñas fácilmente montables y de gran provecho lingüístico y cultural para alumnos que desean dominar la lengua de Cervantes. En el libro hay también numerosas sugerencias de ejercicios dramáticos. Pueden ver más datos aquí.

¿Por qué el teatro y la educación han aparecido tantas veces unidos en la historia? Creo que da para una larga charla. Lo que sí puedo acotar, es que curiosamente hay también una larga serie de piezas de teatro hechas con el molde de situaciones de instrucción, o con personajes que son maestros. Pienso por supuesto en La lección de Ionesco, o en la legendaria Escuela de Payasos de Friedrich Karl Waechter, pero también en Apareceu a Margarida de Athayde, una desquiciada requisitoria al autoritarismo que se gesta en un aula. O en Pequeños Héroes de Alfonso Santistevan, una metáfora de la concientización educativa y las utopías socialistas en Perú. Eso para no extenderse hablando de las piezas didácticas de Bertolt Brecht.

miércoles, 16 de marzo de 2011

César De María: Mensaje peruano en el Día Mundial del Teatro

(No soy muy afecto a los mensajes por el día mundial, pero este, este especialmente toca fibras sensibles y es quizás uno de los mejores que he leído, gracias César).CVS

El mundo vive una avalancha de falsa riqueza.
La globalización y el consumismo nos han inducido a creer que poseer algún objeto lleno
de leds es ser alguien en la vida, y a considerar más interesante a quien carga varios
celulares que a quien lleva varios libros.
Con la muerte de los grandes ideales llegó el endiosamiento de las pequeñeces, de lo
sobrevalorado, lo descartable, lo vacío. Y con eso llegó el desprecio a las ideas que exigen
grandeza moral, llegó el permiso para hacer lo que convenga y no lo correcto, llegó la
glorificación de lo bien hecho antes que del bien en sí mismo, llegó el sacrificio de aquello
que nos hace pensar, en aras de la frivolización que solamente nos hace sentir. Ante este
panorama, el teatro tuvo que asomarse al abismo y preguntarse si debe insistir en dar
algo más que diversión, si debe arriesgarse a seguir pensando y proponiendo, si debe
dejarse vencer por este mundo de oropel o enfrentarse a él, obligándolo a buscar lo
superior, lo integrador, lo mejor de lo humano.
El mundo de hoy nos exige a los creadores teatrales preguntarnos, antes de crear, si
queremos solamente dinero y sonrisas o si aspiramos a cuestionar, a construir o a al
menos, a preguntar con profundidad. En nuestro país, bañado hoy por la falsa felicidad
del consumo –tan parecido a la Europa de entreguerras y por tanto, tan poco auspicioso-
es peligroso ser un artista que piensa, ya no porque uno pueda terminar preso o
desaparecido sino porque puede acabar perdiendo la fama y la riqueza que el éxito
implica. Porque el éxito, hoy, se mide por los dólares que se reciben y no por las
propuestas que se dan. Pese a ello, las mujeres y hombres del teatro peruano se
arriesgan todos los días. Arriesgan su comodidad y su dinero –en el único estado de
América que no apoya masivamente al arte ni a la tecnología- poniendo en escena obras
que dicen lo que ellos realmente quieren decir. Arriesgan su prestigio al buscar, aún en los
escenarios más lujosos, hablar de justicia y de exclusión para mover el alma del país. Y
arriesgan el amor de sus familias al dedicarse a esto y al pelear para que la figuración
venga acompañada por un mínimo de pensamiento crítico que nos mantenga lejos de la
sección Espectáculos y nos dé méritos para seguir en la sección cultural.
El Perú necesita que sigamos peleando juntos por la revaloración de las ideas, de la
belleza y de la crítica social. El Perú necesita que insistamos en ser mejores y sobre todo
que insistamos en hacer mejores a quienes nos siguen. Que divirtamos mientras
cuestionamos, que retratemos lo nuestro con inteligencia y que volvamos a darle valor al
pensamiento, confiados en que las ideas que el país usará para crecer nacerán de gente
como nosotros, creadores tercos e insatisfechos que contamos, por fortuna, con el apoyo
de nuestro público, que viene a darnos lo poco que tiene esperando que le devolvamos
mucho más. Porque sabe que somos capaces de dar muchísimo. En nuestro Perú tan
querido, donde todos somos pobres culturalmente, nos toca a los artistas exigirnos más
ideas para que nuestro público se enriquezca, entendiendo por riqueza no las cosas que
se meten al bolsillo sino las que nacen de la mente y se enraízan en el corazón.

domingo, 13 de marzo de 2011

De política otra vez, perdonen la tristeza

Creo que era Cantinflas  el que decía que la política era tan mala, que era capaz de malograr una palabra santa como "madre" para convertirla en "madre política", o sea,  suegra. Y bueno, este año de elecciones en Perú me ha sido complejo hacerme a un lado, como otras veces, y será que uno se hace viejo y lejos, dos veces viejo.
Para no alargar el cuento quiero hablar de una cosa un poco performativa en las elecciones, y me refiero a los acentos (dejos) de los candidatos a la Presidencia, porque estoy muy sorprendido de ellos. ¿Acentos? Sí, sé que todos dicen que los peruanos no tenemos un acento tan claro como el de mexicanos, caribeños o rioplatenses. Pero sí lo tenemos, un poco dulzón en la sierra, un poco chillón en la costa. En mis ratos de frustración ante una campaña tan estúpida, sin programas, sin promesas realizables, con bailes con cuyes gigantes, etc ( en breve, en medio del carnaval), decidí que era  mejor registrar el acento de los candidatos, y llegué a la conclusión de que si todos estos candidatos fueran actores haciendo audición para el papel de Presidente del Perú, sonarían por lo menos bastante falsos. Tal vez no los llamaría nunca para representar, ni  para representarme.
Hace unas semanas, en el "debate" que organizó El Comercio, era claro que de los once candidatos el único que hablaba un español peruano estándar, que no deformaba las palabras al final, que no tenía una sintaxis deplorable, el único que parecía haber ido a un colegio efectivo, era Manuel Rodríguez Cuadros (0,1% de intención de voto, para más detalle). Después de él, nada:  entre el acento de soldadito atiplado de Humala y su desprolija argumentación, el de gringo con cara de cholo de Alejandro Toledo y su disfuerzo histriónico con movidita de peinado incluida, el  de alumno smart/nerd entrenado por Berlitz de Kuczyinski, el acento entre pituquita que no es y japonesa agringada de Keiko, y el de ritmo asincopado de Castañeda (yo me inclino a pensar que Castañeda anda tenso para hablar porque no quiere precisamente dejar salir el acento norteño, tan bacán, que tienen en Chiclayo, por ejemplo). Él, Castañeda, parece además que en lugar de elaborar sus ideas, se las aprende como tips.
Todos estos candidatos extraños me hicieron pensar que si fuera una audición para representar al Presidente de los peruanos, en verdad habría que declararlo desierto.
Por cierto que no hablo de corrección solamente. Hablo de representatividad. Me explico, es muy probable que en el Perú la mayor parte de peruanos tengamos un español andinizado, de sintaxis quechuizada, e incluso que muchos por razones socioculturales largamente explicables, no dominemos el castellano lo suficiente. Pero el caso es que ninguno de estos candidatos tampoco representaba a la inmensa cantidad de peruanos en ese sentido. Quiero decir, ninguno de ellos hablaba con los posibles acentos que deja la influencia del quechua, o la mala educación intercultural de mi país. Tampoco.  En este circo, como en los circos de antes, los payasos principales tienen acento de otros países, o acento de payasos nomás.
No hubo consuelo cuando recordé que entre las candidatas (porque lo son) a Primera Dama o primer caballero o lo que sea, tenemos:
una señora de origen belga y ciudadanía americana que ya nos ha hecho conocer su lindo acento mientras nos insultaba con frecuencia;
un ex pesista italo norteamericano que trabaja para la IBM aunque no aparece en las listas y sospecho ni siquiera habla español;
una señora tan pero tan gringa que dijo el otro día que Iquitos es como la India (como Colón, se confundió, comentó graciosamente Silvio Rendón en su FB);
una señora que nunca ha dicho una palabra, peor que el marido;
y, no me digan, resulta que ahora la única que queda es Nadine Heredia la astuta esposa del Capitán Humala, que para qué, sí sería una peruana promedio en el habla.  Pero solo en el habla.

lunes, 7 de marzo de 2011

La comedia de la política en Perú

Por estos días entra en su final la campaña a la Presidencia en el Perú. Y también aparece el factor "todo vale" que aconseja a políticos de cualquier tendencia a presentarse en cuanto pantallazo le den, en especial los programas populares de TV. En mi país ese rubro lo cubren con holgura los shows cómicos, o las horas de entretenimiento del tipo "joda".  Eso explica por ejemplo esta cruda muestra de disfuerzo cómico-trágico que protagoniza Pedro Pablo Kuczynski, un ex funcionario del Banco Mundial, ex Primer Ministro, empresario estadounidense para más detalles, apurado por eliminar su despreciable 6% en las encuestas:

http://www.youtube.com/watch?v=6gQpQfQ1V_4

Bueno, si ya lo vieron, saben a lo que me voy a referir. Que la política se ha vuelto una competencia desleal a los "entertainers" (desleal porque trabajan peor y ganan más) es algo que todos sabemos. Pero que la política sea entendida como un ejercicio de "popularización", es decir, de "descenso a las masas, sus gustos y sus prejuicios" es algo que realmente asquea. Quiero decir, no es que me parezca malo que un político vaya a un programa cómico o de farándula (se acuerdan de la boba Sarah Palin yendo a pasar vergüenzas frente a la carismática Tina Fey en Saturday Night Live), eso lo hacen todos. Me parece tonto, no malo. Pero lo realmente antiético es que lo hagan como parte de un proyecto de responder a lo que ciertos políticos, privilegiados, marketeros de segunda y afines, creen que es "lo que le gusta a la gente"- completen gente con cualquiera de estos adjetivos: pobre, común y corriente, sin privilegios, inculta. Que lo hagan como una forma de bajar hacia las masas, y responder a sus gustos "siempre tan chabacanos, siempre tan simplones". Me parece malo, y tonto, también porque creo que están horrorosamente equivocados. Dudo que una señora del Pueblo Joven Independencia en Arequipa, viendo a PPK cogerle los genitales al muñeco del cuy crea que eso demuestra que a PPK le gustan las mismas cosas que a ella, que PPK entiende sus necesidades de luz, agua, desagüe. Y menos que PPK será un buen Presidente. Pienso que esa señora probablemente entenderá muy claro que lo que tiene enfrente es un nuevo cómico del cual reírse en ese rato. Pero de allí a que eso decida su voto en favor del candidato que se muestra más humano, más "como tú", "más del pueblo",  hay un salto gigante.
Para estas cosas de la política yo también soy muy brechtiano: creo que el electorado diferencia entre su estómago y sus valores, "comer primero, luego la moral", y que votará no por el que se muestre como más horizontal y buen amigo, sino por el que le dé mejores posibilidades de comer.
No digo que eso sea lo mejor, digo que eso es lo real.

jueves, 3 de marzo de 2011

Cabaret Socialista en Argentina

Toda esta astracanada de que vetan o no vetan (o no lo vetan pero sí le advierten casi amenazando)  la presencia de Vargas Llosa como figura central de la Inauguración de la Feria del Libro en Buenos Aires (un buen resumen del asunto, aquí), me hizo sin querer recordar Angelito, un Cabaret Socialista, la obra musical de Roberto "Tito" Cossa, el gran autor argentino, que tuve oportunidad de ver en 2009 en un local independiente llamado Andamio 90 de la capital argentina. Era una puesta nueva del texto que Cossa había escrito a fines de los 80 y estrenado en 1991. Muchos años después varios se preguntaban si el texto había resistido el tiempo, y la prueba de que sí es que ahora leo que precisamente esa puesta que vi sigue reponiéndose, en ya varias temporadas hasta la fecha.

Pero lleguemos por partes. La obra es propiamente un cabaret, de aliento brechtiano sin duda, pero con un toque sentimental que la hace indudablemente argentina. La temática es simple y provocadora: un Partido político  de izquierda radical, de retórica empalagosa, decide hacer un espectáculo para atraer al pueblo, o al menos, acercarse un poco. En medio aparece Angelito, obrero, simple en el mejor sentido de la palabra, afanador de chicas, actor bastante despistado. En algún momento la dirección del Cabaret decide usar la vida de Angelito como la del prototipo del ciudadano de la clase trabajadora, el ansiado icono del proletariado, pero las características ya mencionadas del protagonista, tan jocosas sí, pero a la vez tan nuestras, tan latinas, tan humanas, sabotean la rigidez del discurso marxista-leninista con tanta fuerza como sinceridad.  Es una obra sencilla, divertida pero también políticamente muy potente, en mi opinión, o al menos tuve suerte de ver una puesta bastante bien sostenida.
El caso es que debajo de esa simpleza hay una pregunta que brota tan espontánea como la sonrisa de Angelito: ¿tiene necesariamente el cambio social, las luchas por cambiar estructuras opresivas, abusivas, que estar reñidos con la alegría de estar simplemente vivo, las buenas cosas de la vida tranquila, como sentarse un rato a charlar con los amigos, o tomarse un trago, o ser malamente feliz? ¿no hay debajo de muchos izquierdistas tal vez un cura medieval agazapado que proclama siempre el infierno, denigra al ser humano sensual y alegre, abomina de la belleza si no está en la misma dirección que sus dogmas?
Angelito es una obra que me ha hecho pensar en estos intelectuales kirchneristas, como han sido llamados, que deciden vetar a un escritor, como ellos, que tiene ideas de derecha. Es decir un opositor. Aunque muchos han decidido llamarlo enemigo. Hay harto de oscurantismo en la propuesta, mucho de miedo y poco, lamentablemente poco de la bonhomía que creo yo siempre tendría que acompañar todo proceso de cambio social para evitar que se convierta solo en caza de brujas, en vendetta, en razzia. Si el hombre nuevo ha de salir del socialismo, imagino que no necesitará heredar los males, entre ellos el mal humor, de quienes trajeron abajo los modelos comunistas previos a 1989 con sus persecuciones, su violencia exacerbada.
Los dejo con unas palabras de Tito Cossa a propósito de la vigencia de Angelito, en una entrevista para Página12. Por supuesto él resume todo mejor que yo:


"–¿Qué ideas lo impulsaron a escribir Angelito?

Roberto Cossa: –Nunca entendí por qué no se dio un vínculo entre la izquierda y la gente, el hombre común. Porque en definitiva el socialismo está pensado para los trabajadores que malviven de su salario, para el hombre de pueblo... Por otra parte, me dolió siempre ver que algunos socialistas y comunistas que eran hombres inteligentes, buenos militantes, cultos y rigurosos, traicionaran al amigo o maltratasen a la mujer o a sus empleados, si los tenían. Yo pensé siempre que si el socialismo no sirve para ser buena persona, ¿para qué sirve?".

lunes, 28 de febrero de 2011

¿Y por qué no el cine?

Me gusta el cine, pero no me apasiona.
El otro día estaba respondiendo una de esas entrevistas para conseguir trabajo en la Academia, y uno de mis entrevistadores, previa disculpa, pasó a hacerme una consulta no tan inusual: "A usted le interesa investigar teatro, pero ¿por qué no se interesa en el cine?". Supongo que quería decirme que estudiar el cine es más prestigioso, o está más de moda. O quizás quiso decir: "¿por qué no también el cine, si al final son tan parecidos?". Bueno yo le di una cuidadosa respuesta que no detallaré aquí, que me ganó el halago de mi interlocutor, y me aseguró de paso que el Comité que me entrevistaba jamás me diera el trabajo.
En verdad mucha gente del área literaria o cultural tiene esas presunciones. Pero en mi opinión aunque hay mucho de aparentemente similar entre teatro y cine, las distancias son grandes. Tomemos por ejemplo el caso de la actuación. En ambos, cine y teatro, hay actores, códigos de actuación, representación a través de la corporalidad. Pero mientras el cine privilegia el estilo realista, o hiperrealista, probablemente por la gran influencia de la industria cinematográfica, en el teatro ese estilo de representación es uno entre varios. En el teatro contemporáneo se puede observar con igual fuerza las tradiciones no realistas de representación, como las formas experimentales del tercer teatro -una suerte de ritual preexpresivo, plenamente simbolista- o el expresionismo en variadas facetas, quizás la vertiente brechtiana sea la más visitada. En la actuación teatral esas otras tradiciones tienen presencia efectiva e influyente en el devenir del teatro como arte, y quizás por eso también el propio realismo teatral sea bastante menos "realista" que el realismo cinematográfico. El campo de experimentación, digamos con claridad, el campo de libertad creativa, es mucho más amplio. Esto también tiene que ver con los recursos artesanales que aun conserva buena parte de la producción teatral.
Pienso que la diversidad de códigos de actuación es, por ejemplo, una patente muestra de la distancia discursiva entre actuar para el teatro y hacerlo frente a una cámara. Las múltiples marcas del trabajo de un actor de teatro son un mayor deleite para los sentidos, y también para el trabajo de analizarlas.

viernes, 25 de febrero de 2011

MÁS ALLÁ DE BUENOS AIRES, escribe Diego La Hoz

(Siguiendo con las colaboraciones al Blog, mi buen amigo Diego La Hoz hace un detenido recuento de su percepción de la movida teatral bonaerense gracias a su reciente visita a aquella entra;able capital del teatro latinoamericano)
MÁS ALLÁ DE BUENOS AIRES
Escrito por Diego La Hoz
Director del grupo de teatro peruano ESPACIO LIBRE

El teatro latinoamericano contiene, desde su base, un espíritu inquieto que busca liberar el pensamiento colonizante en cualquiera de sus formas. Nadie quiere seguir bajando la cabeza. Afinar un nuevo canto que nos reúna, que nos dé voz propia y, por supuesto, que nos identifique, es quizá el mayor reto. Más allá de los territorios está la patria del teatro. En el corazón mismo de sus actores que edifican un teatro para todos y lo muestran al mundo con menos vergüenza y más provocación. El miedo y la vergüenza son motores para el cambio. Aquí estamos más vivos que nunca. Más visibles. Agrupados por afectos incomprendidos. Con un gran objetivo en común "ser mejores personas".

Por tercer año consecutivo recorremos -en diciembre- tres festivales fundamentales para nuestro desarrollo como grupo de teatro peruano, comprometido con las dudas que nos deja la sensación de multiplicar lo recibido. Si bien, cada fiesta es organizada por grupos argentinos de probada trayectoria, lo que los hace distintos es la experiencia como colectivo. Este corredor de festivales comenzó en el 2007 por iniciativa de La Compañía Nacional de Fósforos, el grupo más joven, que convenció a La Cordura del Copete y a El Baldío de hacerlo. Ahora, luego de cuatro años, este corredor existe por sí solo. Se mueve por la gestión individual de cada grupo. Nosotros somos -sin temor a equivocarme- el único grupo extranjero que lo recorre como si fuera nuestro. Privilegio que nos da la generosidad del teatro y los amigos que confían en nuestro trabajo dentro y fuera de la escena. Cada regreso ha sido como si nunca nos hubiéramos ido jamás.

Aquí les dejamos la memoria -siempre frágil- de lo que fue la aventura de la quinta gira internacional de nuestro grupo ESPACIO LIBRE este 2010 que acabamos de despedir. Aprovechamos para reiterar nuestro agradecimiento a todas y a todos los que hacen posible que esto suceda. Finalmente, eso queremos siempre, "que algo suceda".

La primera semana: el fuego se enciende

Los primeros días de diciembre celebramos el Cuarto Festival Pirologías. Con ésta sumamos ocho reuniones, entre Perú y Argentina, con La Compañía Nacional de Fósforos. Hemos apadrinado mutuamente (y sin saberlo) varios de nuestros sueños. Podríamos decir que, como pasó con La Cordura del Copete en el 2001, hemos sido parte de sus primeros pasos como grupo y nuestra casa se ilumina cada vez que los pensamos o los tenemos. La historia se encargó de juntarnos. Ahora lo vemos más claro que antes. Una alianza de afectos poderosos que nos lleva a recorrer caminos difíciles de transitar con un sólo par de zapatos.
En estas idas y venidas, los fósforos conocieron a Sara Joffré, dramaturga (o autora dramática como prefiere ella) y gran gestora del teatro peruano. Sara ofreció una ponencia sobre nuestro teatro desde 1960 hasta 1990 en el Centro Cultural de España de Buenos Aires. Así empezó Pirologías 2010. Cabe resaltar que la obra que llevamos era de autoría de Sara en colaboración con Espacio Libre. La obra se llama "Especies" y se presentó el sábado 4 en la ASI de Villa Bosch, barrio donde se realiza gran parte del festival.

Este año, Pirologías, fue como una extensión del Segundo Encuentro del Barranco que realizamos en julio en nuestro país. Tuvimos la sensación de continuidad muy presente. El efecto multiplicador se esparce por otras tierras, con otras voces, con nuevas dificultades y compromisos. Fue un regalo poder disfrutar desde otra orilla a La Rueda de los Deseos con su impecable y conmovedora "Javiera, Historias que se despliegan". Este entrañable grupo mendocino es otro de aquellos a los queremos de verdad. Sinceramente, un lujo tenerlos tan cerca. A ellos los conocimos en el 2003. Estuvimos en su sala Argonautas con la obra “Arthur, Alquimia del Verbo”. Con un frío terrible pero con el calor de gente buena que trabaja en serio, no en serie. Un plus a esta experiencia fue el libro testimonial que sacaron por sus diez años de ruta y que cariñosamente nos regalaron con dedicatoria incluida. Libro bellísimo que leí a escondidas entre los rincones del CEDEM, lugar donde nos hospedamos esa primera semana. Otro encuentro memorable fue con Ernesto Suárez y su trabajo "Lágrimas y risas". Un divertido compilado escénico de relatos de un actor del subdesarrollo como él mismo define. Simple, inconforme, vital. Un actor grande siempre tiene mucho que decir. Sin embargo, escucharlo es mucho mejor. Aunque su tribuna es el escenario, rápidamente lo olvidamos para sentarnos alrededor de una mesa o en alguna esquina con ojos asombrados. Cualquier lugar es bueno para reír o llorar, parece decirnos convencido. Así es Ernesto, el mendocino exiliado que siempre regresa para reírse de sí mismo. Lo aprendió de su madre, nos dijo esa noche. Bohemio insuperable, artista como pocos. Hoy amigo nuestro.

No podemos dejar de mencionar a Cecilia Hopkins y su interpretación de "Gemma Sunz". Obra creada a partir del cuento de Borges Emma Zunz y dirigida originalmente por Etelvino Vázquez en España. Lo que ahora vimos fue una reelaboración de ese trabajo. Impresionante manejo corporal y vocal. Imágenes potentes en eficaz concordancia con el relato. Además de buena actriz es investigadora teatral y maestra. Lo supe cuando tuvimos en nuestras manos un amplio libro sobre antropología teatral del rito prehispánico. Espero no equivocar la definición porque el libro no lo tengo conmigo. Por otro lado, quien también participó del festival fue el español Etelvino (referido líneas arriba) con un montaje unipersonal sobre García Lorca. Hombre bueno y carismático. Director de la compañía Teatro del Norte y escritor del libro "El tiempo inmóvil", un valioso testimonio de su experiencia desde 1981. Otro unipersonal que vimos fue de Costa Rica. Vicky Cortés presentó "El jardín inclinado", pieza de danza contemporánea sobre el mito de Orfeo y Eurídice.
Los títeres también estuvieron presentes con el grupo guatemalteco Chúmbala Cachúmbala –como dice la canción- con la obra "Juanita sin miedo", relato basado en leyendas locales. Teca y Paolo se convirtieron en esos compañeros que siempre regala el teatro. Buena onda. Disciplina. Amor por lo que hacen. Así los recordamos. En este grupo, encajan perfectamente los amigos de La Comedia de la Provincia de La Rioja quienes presentaron "Aquí llegan los Anselmi", divertido episodio de una familia itinerante de comediantes en estilo criollo o también llamado teatro bárbaro. Anécdota: a mitad de la obra los personajes realizan el sorteo de un Gancia y nuestra enorme sed -o la suerte- nos dio por ganadores. Delicioso por cierto. Ah, y gracias por los cds de música riojana. La noche del Gancia y otras bebidas espirituosas comenzó en Capitán Capote con cuentos de Fontanarrosa a cargo de Claudio "El negro" Rissi. Reconocido comediante que puso por nombre a su intervención "Laburo de negros". ¡Qué noche!

Para no dejar a nadie fuera de este recuento pirológico, debemos nombrar a la compañía francesa Cie Du Ba con la obra "No te pongas azul" realizada en la Plaza Murialdo. Los ausentes fueron La Gotera de La Plata y los buenos amigos Teatrantes de Mar del Plata. El año pasado, estos últimos, presentaron un lúdico y bien resuelto "Sueño de una noche de verano". Nos quedamos con las ganas de volver a verlos. Finalmente, todo terminó con Babel Orkesta frente a la Estación Villa Bosch. La calle se llenó de euforia y buena música. Nos hicieron bailar y dejaron viva la llama para el año que viene.
Punto aparte merece -y para cerrar este capítulo- la importante participación de la AINCRIT (Asociación Argentina de Investigadores y Críticos Teatrales) quienes organizaron un par de mesas abiertas a la discusión y reflexión sobre nuestro trabajo. Al margen de las conclusiones que se puedan generar de manera individual o grupal, creo imprescindible comprender la necesidad de revisar, desde la autocrítica y la investigación, el rumbo de nuestro trabajo en relación con el otro. Crecer juntos, agruparnos, reencontrarnos y sobretodo "no callar".
Gracias a todos nuevamente. Gracias Pamela por el comentario sobre "Especies". Gracias Pau, Cris, Andrea y mi Capitán Caputo.

PUEDEN LEER EL RESTO DEL TEXTO, AQUÍ

lunes, 21 de febrero de 2011

Madre Coraje en el cementerio industrial

Vengo de ver una versión que seguramente no olvidaré, de Madre Coraje y sus hijos, en The Lab de Minneapolis, una sala que tampoco se puede olvidar. La puesta la llevan adelante entre varios: el Bricklayers Theatre de Chicago, el Bedlam Theatre de Minneapolis, y Open Eye Figure, también de esta congelada ciudad. Para esta vez, el grupo usa la adaptación de Tony Kushner, aquella que se hiciera tan famosa por haber sido estrenada en el Central Park de NY con Meryl Streep.  Entre lo mucho que me gustaría decir, diré para comenzar que es una puesta que me recuerda muchísimo las formas de teatro independiente sudamericano, con una economía de recursos y una gran creatividad actoral. Esto es extraordinario: a pocas cuadras del Lab se yergue triunfal el Guthrie Theatre, un edificio de 125 millones de dólares donde asistir al teatro parece similar a embarcarse en una nave aeroespacial. Lo que quiero decir es que resulta inusual, incluso para esta ciudad de fuertes convicciones teatrales y grandes espectáculos, una apuesta  así de grupal e independiente sostenida en la pasión y la calidad técnica de los que en ella intervienen. Hay más que solo innovaciones de estilo en todo esto, es una ética diferente de trabajo teatral. Incluso por el hecho de que las entradas cuesten la mitad de lo que en promedio suele pagarse por el teatro aquí. ¿Solo experimentación o búsqueda de nuevas vías/nuevo público para una actividad tan golpeada por la crisis? Si las nuevas condiciones de vida van a obligar a los teatristas americanos a explotar sus capacidades de esta manera, bienvenido el estallido de la burbuja financiera... también en el teatro!
Y bueno, hay que referirse además a  lo que significan los lugares y los tiempos en el sentido final de la puesta. The Lab fue antiguamente una fábrica, parte de una molinera industrial, una de aquellas que hicieron famosa a Minneapolis, antes que por su crudo invierno, por ser la ciudad de los molinos. O sea, la ciudad de la industrialización pujante, ferviente y ahora solo histórica, que hizo de EEUU la potencia espectacular que es, fue, quizás sigue siendo (ustedes elijan).  Un monumento creado por defecto, precisamente cuando su uso dejó de ser necesario.

Entonces llega la Coraje con su sentido lato de la experiencia vital, de comer primero, de aprovechar la guerra sin entenderla sino en la medida concreta de sus intereses. Y he aquí que los fantasmas de esta fábrica reaparecen: ¿no ha sido acaso todo el sueño americano una megaindustrialización de esa filosofía de la Coraje? ¿no ha sido, y sigue siendo, la industrialización y su capítulo histérico, la globalización, la otra mano que labra junto a la guerra eso que hemos llamado historia moderna? ¿No ha estado la búsqueda de ganancias amarrada a todas las guerras que  ha librado este país? Claro, Marx también anda por allí, en el Lab, merodeando en este cementerio de la industria al borde del Mississipi.


Me gustó mucho esta Coraje también porque Barbra Berlovitz, quien la interpreta, no se deja llevar por la tentación tan americana de ver en la antihéroe brechtiana una imagen del mal, o una imagen del bien. ¿Madre Coraje es una obra antibelicista? Supongo que para quien ve la guerra como un castigo divino que algún día desaparecerá, esa imagen aflorará en la obra. Pero dudo en serio que al cazurro y mundano Brecht le viniera por ese lado. Creo que él se queda en la mostración de los hechos,  en la presentación de cómo son realmente personajes como Coraje. Y tal vez con eso, con aceptar lo que las cosas son en el mundo, ya tendríamos bastante como lección para estos últimos dos siglos y medio de modernidad.
Por eso me gusta la interpretación tan sólida de Berlovitz, incluso cuando encaraba con quietud los hechos porque eso me ayudaba a eludir la tendencia al sicologismo, esa manía de actores y público de querer siempre descubrir "la verdad del personaje". En la Coraje de Brecht nada queda por descubrirse, tiene décadas de hablar con claridad meridiana: la guerra es una carreta que nos lleva por delante aunque siempre creemos que nosotros la conducimos. Ni cínica, ni sacrificada, la Coraje es un animal moderno, directo y simple: si al final no puede salvar ni a su última hija, le queda por delante seguir viviendo. Vivir es el impulso, el único real.

viernes, 18 de febrero de 2011

El Perú del Chino Domínguez

"¿Todos los perua­nos somos personajes?
Todos, yo los encuen­tro; es como una obra de tea­tro, de la vida coti­diana. Unos bue­nos, otros delincuentes."


Carlos "el Chino" Domínguez (1933-2011), entrevista de la PUCP, tomada de aquí.





Varias fotos de su libro "Los peruanos", pueden ser vistas  aquí.






martes, 15 de febrero de 2011

Monólogo de una máscara, por Elard Serruto

Cedo la palabra al narrador puneño Elard Serruto, en este poema/crónica/relato inspirado en la fiesta más grande de los Andes, la de la Mamacha Candelaria en Puno, y que acaba de suceder en estos días. Elard la describe desde la interpelación personal que aquella alucinante fiesta hace a los que en ella participan. Ojalá les guste. Saludos y gracias a Elard, por supuesto.


MONÓLOGO DE UNA MÁSCARA



Elard Serruto Dancuart


"Si quieres saber lo que eres, tendrás que preguntárselo a las piedras y al agua, si quieres descifrar el idioma en que hablan los brujos de tus sueños, interroga las fábulas que te contaron la primera noche ante el fuego, porque no hay río que no sea tu sangre, no hay selva que no esté en tus entrañas, no hay viento que no sea secretamente tu voz y no hay estrellas que no sean misteriosamente tus ojos. Dondequiera que vayas llevarás esas viejas preguntas, nada encontrarás en tus viajes que no estuviera desde siempre contigo, y cuando te enfrentes con las cosas más desconocidas, descubrirás que fueron ellas quienes arrullaron tu infancia"

William Ospina (EL País de la Canela)


Para Luis Pacho

¿En que lengua del lago estoy hablando? Llevo colgada en una de las paredes de la tiendita de Leonor Galarza, el tiempo que se extravía en la incierta memoria de los días, y de los interminables círculos que ha trazado mi destino. Este reposo esta lleno de preguntas y de silencios que apenas interrumpen los borrachitos que vienen en el abismo de la madrugada, o en la trivialidad del atardecer: sombras que una diminuta copa de alcohol ilumina en su tránsito, y que no deja de interrogarme si acaso vengo de ese festivo dolor que surge de la cavernosa voz del Carlos pajla cuando canta "El Volatinero...de las tinieblas", o del brincante y aferrado charango del Burro Loza que quiebra la madrugada; de la brusca cojera trepidante del Huallpagarrote cuando baila un kajelo, o de la esquiva y apacible mirada del Bomborroto que mira un recuerdo antes de beber; del soberbio rostro burilado del Manco y su poncho de vicuña que esconde la mano mutilada, o de la oralidad como un río de febrero que el Piluncha (ese profesor de una escuelita de aguaceros interminables) deja que se desate como un hilo denso y colorido. Sé que sus rostros son las máscaras recientes de un lejano destierro y de un peregrinaje que parece haber comenzado y terminado en esta tiendita. Sin embargo, sé también que mis ojos (dos agujeros vacantes para la mirada de cualquier danzarín) guardan la pausa contemplativa de otros horizontes: árboles y ríos abigarrados, mares reverberantes y desiertos dorados y candentes, inextricables senderos que conducían, invariablemente, a la misma plaza de todos los pueblos para abrazar el mediodía y su sol huérfano sobre una de sus bancas. ¿En que lengua del lago estoy hablando? Sé que la sensación de la pérdida acompaña estas palabras, la extraviada emoción con que he nombrado un paraje, una lluvia, una nube, los pedazos de una canción, los interminables monólogos de mis viajes siempre hacia el sur, las breves conversaciones con otros viajeros donde he sabido reconocer la iluminada miseria de no saber cuándo ni donde parar. Palabras hechas viento en las sonoras lenguas que he ido extraviando en la orilla reposada o en una isla solitaria en el lago, palabras como guijarros o pájaros abriendo el cielo, y que son el impulso que  hace hablarme en esta lengua con una extraña sensación de errancia y al mismo tiempo de pertenencia. ¿En que lengua del lago estoy hablando? Alguien alguna vez dijo (¿Una comadre? ¿un yatiri?) que yo era la piel de la cara de un guerrero en mi rostro para otorgarme la solemne valentía que había tenido en la batalla. ¿Ese es mi origen? imagino una circularidad de batallas y de lenguas alrededor del lago y mi rostro sucesivo en un intercambio de máscaras, de ejércitos y de lenguas donde se enconaba el valor y la dignidad en la derrota y en la muerte. Un guerrero que en las pausas de la guerra, se quitaba el rostro algún atardecer profundo, sólo para comprender el tremendo vacio de no poderse mirar ¿En qué lengua del lago estoy hablando? Inmensos campos amarillos se abren en el horizonte de mi recuerdo, interminables cabelleras de ichu dobladas por un viento que habla. Y quisiera saber si en verdad por esa extensa intemperie bajo un impecable cielo sin nubes he sido la cara de un Puma, una llama, un cóndor. El corazón me late como un pequeño animal cautivo, cuando me reconozco sigiloso en esos parajes: un cazador solitario hermandado con el mismo rostro del animal que voy a sacrificar. ¿Alguién sabe que esa ceremonia acompaña una danza? ¿cómo puedo ser ahora un guerrero, un cazador, un danzarín? En todo este tiempo como la lluvia demorada que no deja de caer en la calle de la tiendita de Leonor Galarza,  he recordado las infinitas danzas que he acompañado en los carnavales de los pueblos, las diversas músicas que durante la noche y el día dejaban su bombo como un corazón infatigable, y el amor como un despedazado horizonte. Aún recuerdo aquel desarrapado grupo de bailarines que bajaban por la calle de los ahorcados, sus cuatro músicos de funeral y un cóndor danzante que llevaba un mísero estandarte. Recuerdo ese condor anciano con las plumas marchitadas, y su vuelo terrestre en una danza lenta y triste como el adios de un pariente muerto. Nunca como esa mañana de una luz ingrávida vi más claro mi destino. Quisiera saber que lo que dicen es verdad, que soy una máscara cuya espléndida metamorfosis ha derivado en todas las máscaras, y por ello en todas las danzas y todos los danzarines. Me pregunto si lo sabrá la niña que vino por unos caramelos de animalitos y se me quedó mirando dejándome para siempre la inquietud interrogante de sus ojos amarillos, como el del perro que duerme su eternidad en la puerta de la tiendita de Leonor Galarza, que se abre de par en par hacia un infinito y difuminado lago dormido. ¿En qué lengua del lago estoy hablando?

sábado, 12 de febrero de 2011

Hammacher, Allen , De María

Lo que voy a contar es una anécdota, que terminó de completarse hace unos meses. Empezó en 2003 cuando andábamos en plan de poner en escena A ver, un aplauso!, la frenética pieza que escribiera César De María para el grupo Telba en 1989, en la que un cómico callejero se enfrenta a La Muerte desafiándola a contarle siempre nuevas historias. Una de las actrices de la obra era Brigitte Hammacher, una actriz alemana que andaba afincada en Arequipa, oficialmente trabajando de primera dama (es broma, claro) del colegio Max Uhle de esa ciudad, y extraoficialmente convirtiéndose en un pilar del trabajo de Aviñón, mi grupo, por casi cinco años. Alguna de esas tardes o mañanas, no recuerdo bien, Brigitte se aparece con el rostro extraño diciéndonos, con su lindo español de acento germano, más o menos lo siguiente: "esto que no me lo van a creer, pero esta obra que estamos haciendo es una recreación de una obra del Woody Allen, mi esposo me ha dicho, en serio, aunque él no se recuerda del título".
Los otros tres actores nos miramos y le dijimos al unísono, "fuiirra, eso no es cierto, esta obra es más peruana que la papa, y la escribió De María cuando vivíamos casi asfixiados por Sendero". Claro, yo, que soy muy presumido con eso de saberse datos, títulos, fechas, no recordaba en absoluto relación alguna con W. Allen -aunque diré en mi defensa que la obra no cinematográfica de Allen tampoco es que esté bien difundida en el Perú. Bueno es lo que ahora sé. El caso es que la temporada de 2003 acabó, es un recuerdo muy bacán, de muchas cosas, entre ellas la solicitud con que Brigitte decía todos los carajos y mierdas que adornan el texto de De María, y que si de por sí ya eran muy cómicos, tomaban un aura inigualable gracias al  acento de mi amiga.
Fin del capítulo 1. Capítulo 2, librería Half Price books de Grand Avenue, Saint Paul, Minnesota, noviembre de 2010. Entre los anaqueles de un sótano donde están los libros más baratos, estoy buscando cualquier cosa para llevar. Me he prometido no comprar libros, ante todo porque no quiero dejarlos otra vez abandonados cuando me tenga que volver a mudar. Pero cedo y busco algo para leer. Vicio impune, Platón dixit. Como están por orden alfabético uno de los primeros que encuentro es este: Complete Prose, Woody Allen, Paperback edition. Dos dólares, not so bad. Lo empiezo a disfrutar -Allen es incomparable, su literatura (es una literatura en sí) es extraordinaria, como su cine, lamento no haberlo leído antes. Página 183, aparece ante mí Death Knocks (un video amateur, aquí).  Interesante, está hecha como una pieza breve de teatro. Un tipo recibe la visita de la muerte, en plan cómico, que decide llevárselo pa´l otro lado. La víctima, Nat,  intenta rehuir, discute, hasta que por fin descubre la debilidad de la Muerte por el juego de cartas. Entonces empieza  a retarlo. Si le gana, la Muerte le concederá un nuevo día de vida. Le gana, así, varias veces, haciéndose el tonto (la verdad es que el personaje se me antoja alter ego de Allen con su cara de nerd y el cuerpo esmirriado). Nat no lo parece pero en verdad es un tahúr. Claro, ya para ese rato, siento la misma sensación que tuvo el señor Hammacher después de leer A ver, un aplauso!: hay mucho en el Tripaloca, haciéndose el bobo, en realidad haciéndose el pendejo, ante la muerte, y eso puede parecerse increíblemente a esta historia.

Ahora, claro, uno diría que más que parecerse entre ambas, ambas se parecen a Las Mil y una Noches, ok. Pero me pareció una anécdota simpática. Como sé que mi buen amigo César, quizás el dramaturgo más talentoso de los últimos 30 años en Perú, en mi opinión sincera,  leerá esto pronto, me gustaría ver su cara de asombro. De hecho esta anécdota tampoco se la conté antes.

jueves, 10 de febrero de 2011

Augsburg, 10 de febrero de 1898






Brecht es un icono, claro, pero también una mercancía. Brecht es un apóstata, sí, y tal vez un profeta. Brecht es un teatrero, en serio, aunque casi todos solo vemos su teatro en nuestra imaginación. Brecht es una leyenda urbana, es  más, se va acercando al mito. Brecht se reinventa a sí mismo, con la ayuda de quienes lo ponen en escena. Y ellos se reinventan con él, aunque no estén de acuerdo con Brecht. El viejo Bertolt muere, es enterrado por muchos, llorado en silencio. Vuelve de cuando en cuando, no parece un fantasma. Brecht nunca abriga con sus palabras, al contrario, explica cómo aguantar el frío. Brecht no es un modelo de nada, para qué insistir, pero es auténtico en su soledad. Brecht escribió cosas como las de abajo, y entonces, termina de enseñarme a callar:


"Hay tanta injusticia
como agua en el mundo.
La desgracia sale tantas veces
como el sol.
Y el hombre despedaza al hombre
como el pez grande se come al chico.
Así es la cosa,
y así está bien.
La injusticia ya es tan habitual
entre nosotros como el agua".


(Tomado de:  Bertolt Brecht, 80 poemas y canciones, Adriana Hidalgo editora)