domingo, 31 de mayo de 2009

No solo pan y circo: Birdhouse factory

Acabo de espectar esta mañana el que yo creo es el espectáculo de circo más impresionante que me ha tocado ver. Se trata del reconocido Cirque Mechanics, y la obra, Birdhouse Factory (La Fábrica de casas para pájaros o algo así), es aguda, sensible, minuciosa... y política. Sí, algo que suele no asociarse al circo. Y no es que a estos genios del movimiento les pase por la cabeza hacer manifiestos: no, se dedican a lo suyo: malabares, rutinas de cuerdas, de ruedas, clown, danza acrobática, etc. es decir, la tradición circense más pura. Pero lo que los hace especiales es haber usado como input imágenes de Hombre ante la encrucijada el mural de Rivera en que se pregunta (y de qué manera) si acaso el progreso industrial no trae aparejada una deshumanización. Además, estos artistas del circo retoman muchas de las imágenes de Modern Times de Chaplin, ese inigualable clown comentarista de la crisis. El resultado es espléndido, sin duda. La obra logra algo que, creo yo, suele ser aspiración central de un arte que divierta y eduque a la vez: decir sin estorbar la pura emoción, conmover por la sencilla razón de su honestidad, esta vez sin palabras.
El argumento es simple: un grupo de parados ven su fábrica cerrarse (Rosebud, el nombre, un guiño a Citizen Kane), y esa fábrica que estaba hecha de esfuerzo humano, como el circo mismo, debe esperar un mejor manager para volver a abrirse. Un manager que entienda la cuestión humana detrás del trabajo, la situación corporal que implica tener un trabajo. Y repito, todo ello logrado con el circo, precisamente el arte del esfuerzo corporal, el arte del riesgo humano continuo.
Pensé que ese tipo de circo solo era posible en los maravillosos delirios que nos dejó escritos Maiakovski en su Misterio Bufo. Pero no es así, felizmente.

Aquí un video de Birdhouse Factory.

jueves, 21 de mayo de 2009

La versión original: Nuestra señora de las Nubes

--Antoine Vitez lo verbaliza así: "el teatro es el arte de la variación". Desde luego esto no lo inventa él, ni lo cree solo él. Es una idea que flota en el aire de todos los teatros del mundo: la irrepetibilidad, la imposibilidad de la fijación.

Estos días en Lima pasa algo un poco surreal: dos grupos hacen la misma obra, y en cierta forma, se la disputan. Me refiero a la visita del grupo Malayerba de Ecuador, pero integrado por el argentino Arístides Vargas y la española Rosario Francés, quienes llevan su reconocida obra "Nuestra señora de las Nubes" a la Sala de Yuyachkani. A la vez, en la Casa de Teatro Racional que dirige el dramaturgo Eduardo Adrianzén, Franklin Dávalos, actor ecuatoriano afincado en Lima, pone en escena "Nuestra señora de las Nubes", cuyo autor es evidentemente Arístides Vargas.

Hasta allí nada fuera de lo anecdótico.

Sin embargo en la lista Peruteatro (la fuente de todas las buenas y malas nuevas del teatro peruano) llega este email firmado por la Productora del grupo Yuyachkani:

"Estimad@s amig@s...

A la consulta de muchas personas sobre el espectáculo “Nuestra Señora de las Nubes”, Obra del dramaturgo Arístides Vargas; nos vemos en la necesidad de aclarar al público en general, que esta, es la versión original creada y dirigida por Arístides Vargas, con la actuación de él mismo y Rosario Francés; el cual (sic) se presentará por primera vez y en tres únicas funciones en Lima.

Tenemos conocimiento del reciente estreno del montaje de esta misma obra en un local de Barranco, por lo que invocamos no confundir ambas propuestas."

OK, take it easy, men. Digámoslo con ánimo amistoso: entiendo que esta nota, que firma la Productora de la sala de Yuyachkani está motivada por el deseo de hacer la mejor taquilla posible para su presentación, eso es parte de la necesidad. Eso se comprende, como se comprende que se necesite una productora que haga su trabajo para vivir del arte. Pero lo que no entiendo, mejor, lo que no quiero aceptar, en serio, es este tono de "Coca Cola nosotros, los demás son pura bamba" que se le da al email. No la quiero aceptar porque es una lógica de mercadeo barato, y es antiética en el espacio solidario de los artistas. Una lógica de imperio. Además de ser teatralmente estúpida la idea de diferenciar otra puesta por no ser "la" original. Porque en ese caso, solo el día del estreno tendríamos la versión original, no?, y todas las otras performances del propio grupo Malayerba serían meras copias de la original. Estoy divagando en broma, por supuesto. No creo que ni Malayerba ni Yuyachkani, que son grupos formados por artistas, le hagan el bajo a esta mentalidad marketera barata. Ellos, que siguen siendo teatreros como todos, saben que en el fondo toda puesta en escena es única, y que la versión que hace Franklin Dávalos es tan original como la que hace Arístides Vargas -el director, sobre un texto de Arístides Vargas -el autor. Y estoy seguro que a Vargas como al público en general, le puede dar un placer extra ver las dos puestas para disfrutar comparando. Y para nutrirse de los demás. Que nadie tiene la verdad, ni siquiera quien escribe la obra.

Y dicho sea de paso, se trata de una obra muy bella y muy recomendable. Si no están en Lima o no les alcanza la plata, váyanse a este enlace del Instituto Hemisférico y bajando un software pueden ver "Nuestra señora de las Nubes" por Malayerba, en la performance de hace siete años en Nueva York, la disfrutarán.

martes, 19 de mayo de 2009

Gracias por el fuego, Don Mario

A las miles de voces que se suman a hablar de la vida del gran poeta Mario Benedetti, solo puedo acercarme desde mi cuadrante: Benedetti también fue un actor, un performador de su propia poesía, y un buen ejemplo de que lo esencial de la expresión literaria es curiosamente no literario: la presencia de una voz humana detrás de los dibujos de las letras, un cuerpo entero hablando, tratando de meterse en unas cuantas frases. Con su cálida y sencilla voz Benedetti dijo muchas veces sus poemas, los actuó en cierta forma, y esa acción ahora es este pequeño homenaje. Aquí va lo poco que pude conseguir:

Benedetti, "No te salves" y otros poemas (y la publicidad de Alfaguara, y bueno, la carne sale con hueso)




Benedetti, "Si Dios fuera mujer"



Benedetti y Viglietti, dúo de poesía y canción, que son al final lo mismo: "Desaparecidos"



Y no encontré la versión que hacen los mismos Vigletti y Benedetti de "¿Por qué cantamos?", que es otra vez un contrapunto de canción y poesía pelada. No lo hallé pero lo recuerdo, de mis viejo cassette dejado a cargo. Pero encontré esta musicalización afectuosa que le hizo Juan Carlos Baglieto, aquí.

martes, 12 de mayo de 2009

Gené: Un mensaje para reproducir

Me permito reproducir el mensaje que el importante teatrista argentino Juan Carlos Gené hizo llegar a través del foro del CELCIT. No hace falta más aclaración que la lectura del mismo.

Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral

Desde 1975 al servicio del teatro argentino y latinoamericano


De Juan Carlos Gené a la comunidad artística
Resulta demasiado personal, lo sé, pero confieso estar consternado. Deben estarlo, supongo, los que como yo, seguimos con serena atención el proceso político, social, económico y cultural que se desarrolla en estos años en Venezuela.
Es sabido que viví mi exilio en Venezuela entre 1977 y 1983 y que, retornada la democracia en mi país, permanecí aún diez años en Caracas. Había construido allá una vida, asentada sobre la institución que, apenas pisé territorio venezolano, me ofreció un espacio de creación y enseñanza teatral: el Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral, CELCIT, que sigue siendo, ahora en Buenos Aires, como antes allá, el eje de todo mi trabajo teatral.
No creo haga falta, en la comunidad de los teatristas iberoamericanos, explicación alguna sobre qué es y qué hace la institución que en Argentina me toca presidir y que naciera en Venezuela en 1975. Pero fue por mi participación en ella que, junto a Luis Molina López, su fundador y Director General a nivel internacional, recibí del Estado venezolano la Orden Andrés Bello en reconocimiento a los servicios por nosotros prestados, desde el CELCIT, a la cultura venezolana.
Para entonces la institución ya había multiplicado su presencia activa por toda la región habiendo alcanzado a toda Iberoamérica incluyendo España. Pero es imprescindible recordar que el CELCIT fue creado por el Ateneo de Caracas y durante años formó parte de su estructura, y ha mantenido hasta la fecha una relación constante con la institución madre; y que cuanta iniciativa creativa artística, educacional y cultural en todas sus acepciones, surgida en Venezuela, tuvo cobijo, apoyo y estímulo en el Ateneo de Caracas. Sería inagotable la lista de cuántos artistas e intelectuales expulsados de sus países por las pandemias de dictaduras en nuestro continente, tuvieron refugio y espacio profesional en el Ateneo de Caracas.
La cultura venezolana ha tenido su casa en el Ateneo, desde los años en que la institución era apenas una tenue luz entre pocas, durante la dictadura de Juan Vicente Gómez, y hasta ahora ha sido identificada con la democracia venezolana misma.
De ahí mi consternación ante la intransigencia de las autoridades nacionales venezolanas al reclamar la entrega perentoria de la sede del Ateneo al haberse vencido el 4 de este mes, el comodato que regía su posesión. No intento discutir el derecho del Estado de reclamar un bien que le pertenece, es preciso recordar que si ese bien le había sido hace décadas adjudicado al Ateneo de Caracas, lo fue como reconocimiento de su tarea y de su indiscutible identificación con el arte y con la cultura de Venezuela.
¿Cómo puede una Venezuela “bolivariana” impedir que el Ateneo de Caracas siga siendo lo que ha sido hasta ahora para toda la comunidad cultural del mundo? ¿Cómo puede obviarse el prestigio y el respeto que a nivel internacional rodea al Ateneo de Caracas? ¿Por qué las tratativas entre la institución y el Estado que habían avanzado hacia una solución que otorgaba unos meses de prórroga para que la entidad pudiese salir ordenada y dignamente del edificio, se interrumpieron abruptamente y se intima la entrega del inmueble?
¿Estas preguntas tienen respuesta? Quizá si se adhieren a esta formulación, cuantas personas e instituciones trabajan por las artes plásticas, la música, el teatro, la literatura y todo lo que da forma cultural a la vida humana, mis débiles preguntas alcancen el clamor que los hechos, creo, reclaman.
Juan Carlos Gené
Presidente del CELCIT-Argentina

Las actividades del CELCIT han sido declaradas de Interés Cultural por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires

INFORMACIÓN DE PRENSA N° 111
Agradecemos su difusión

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domingo, 3 de mayo de 2009

Así va el mundo


Con esa sentenciosa frase de Brecht -de quién más- podríamos resumir estos aires poco alegres que recorren nuestros días. Una de las malas nuevas, además de la gripe nueva, es la muerte de Augusto Boal. Es una mala nueva, pues eso indica que ha muerto, para mi gusto, el mayor (¿o acaso el único?) pensador del teatro que había producido América Latina. Quiero decir, críticos hay muchos, demasiados; creadores que "teorizan" su propio trabajo también, por docenas. Y nunca se sabrá con cuánto real derecho matan árboles para publicar lo que se les pasa por la cabeza creyéndose la reencarnación de Artaud, pero eso es ya materia de otro post. Pero teatristas que se hayan dedicado, deliberadamente, a pensar las implicaciones sociales, económicas y políticas del arte del teatro, y a la vez proponer revisiones de nociones tan arraigadas como la del arte mimético de Aristóteles, o dialogar desde la práctica con el pensamiento brechtiano, eso pienso que solamente lo ha hecho programáticamente Boal. Y más interesante puede resultar ahora para los que no son teatristas, leer los escritos del brasileño para encontrar que más de una de sus teorías son anotaciones parciales de una realidad otra: el encuentro que Boal tenía con sus estudiantes a través de sus múltiples talleres. Pues en el fondo Boal no había abandonado la practicidad que atañe el teatro, su aliento artesanal. Aunque anduviera ocupado en plantear modelos teoréticos, su raíz estaba en la práctica comunitaria, en el día a día y en el encuentro con personas de carne y hueso. Algo que el pensamiento occidental, la Academia que es su mercenaria número uno, no llegan a comprender a cabalidad: que la corporeidad antecede al pensamiento, o al menos se le iguala en complejidad.
Cierto que hay larga tela para cortar en sus sistemas de pensamiento teatral. Nociones para conversar, criticar, pero tal vez ese era el real propósito de una vida dedicada a indagar, a filosofar desde una práctica teatral. Incluso su propia actividad como docente de nivel macro, que establece especies de franquicias del Teatro del Oprimido en varias zonas del mundo, da para armar largos debates. Yo mismo he hablado un poco de eso aquí. ¿Esa es también parte de la practicidad del teatrero de calle: "comer primero, luego la moral"*? ¿Se volvió el Teatro del Oprimido una marca más en el tiempo de reproducción industrial del arte? ¿Vendió el alma al diablo, perdón, al mercado? ¿Se agringó y se dejó llevar por la enorme repercusión de sus ideas en, por ejemplo, los EEUU, para escribir en función de otro mercado, diferente del que estuvo en el origen de su famoso libro?
Dicho sea de paso, los teatristas peruanos deberíamos sentarnos un día a discutir la presencia de Boal en medio del Gobierno revolucionario de la Fuerza Armada, y su intervención en campañas de alfabetización, pues ello forma parte de la columna vertebral de la teoría de Boal, y parece haberse nutrido de esa experiencia como testimonia en el propio libro. Bueno, los teatristas peruanos deberíamos sentarnos un día a discutir algo, en vez de besarnos en público y aporrearnos en privado.
Pero lo dicho, así va el mundo: en medio de la gripe difusa que es más una pandemia de miedo y la metáfora viral del sistema, Boal, el mayor pensador del teatro de nuestras tierras, acaso el único, prefiere hacer un delicado mutis antes de que le pregunten.


* Esa también es de BB.