lunes, 28 de febrero de 2011

¿Y por qué no el cine?

Me gusta el cine, pero no me apasiona.
El otro día estaba respondiendo una de esas entrevistas para conseguir trabajo en la Academia, y uno de mis entrevistadores, previa disculpa, pasó a hacerme una consulta no tan inusual: "A usted le interesa investigar teatro, pero ¿por qué no se interesa en el cine?". Supongo que quería decirme que estudiar el cine es más prestigioso, o está más de moda. O quizás quiso decir: "¿por qué no también el cine, si al final son tan parecidos?". Bueno yo le di una cuidadosa respuesta que no detallaré aquí, que me ganó el halago de mi interlocutor, y me aseguró de paso que el Comité que me entrevistaba jamás me diera el trabajo.
En verdad mucha gente del área literaria o cultural tiene esas presunciones. Pero en mi opinión aunque hay mucho de aparentemente similar entre teatro y cine, las distancias son grandes. Tomemos por ejemplo el caso de la actuación. En ambos, cine y teatro, hay actores, códigos de actuación, representación a través de la corporalidad. Pero mientras el cine privilegia el estilo realista, o hiperrealista, probablemente por la gran influencia de la industria cinematográfica, en el teatro ese estilo de representación es uno entre varios. En el teatro contemporáneo se puede observar con igual fuerza las tradiciones no realistas de representación, como las formas experimentales del tercer teatro -una suerte de ritual preexpresivo, plenamente simbolista- o el expresionismo en variadas facetas, quizás la vertiente brechtiana sea la más visitada. En la actuación teatral esas otras tradiciones tienen presencia efectiva e influyente en el devenir del teatro como arte, y quizás por eso también el propio realismo teatral sea bastante menos "realista" que el realismo cinematográfico. El campo de experimentación, digamos con claridad, el campo de libertad creativa, es mucho más amplio. Esto también tiene que ver con los recursos artesanales que aun conserva buena parte de la producción teatral.
Pienso que la diversidad de códigos de actuación es, por ejemplo, una patente muestra de la distancia discursiva entre actuar para el teatro y hacerlo frente a una cámara. Las múltiples marcas del trabajo de un actor de teatro son un mayor deleite para los sentidos, y también para el trabajo de analizarlas.

viernes, 25 de febrero de 2011

MÁS ALLÁ DE BUENOS AIRES, escribe Diego La Hoz

(Siguiendo con las colaboraciones al Blog, mi buen amigo Diego La Hoz hace un detenido recuento de su percepción de la movida teatral bonaerense gracias a su reciente visita a aquella entra;able capital del teatro latinoamericano)
MÁS ALLÁ DE BUENOS AIRES
Escrito por Diego La Hoz
Director del grupo de teatro peruano ESPACIO LIBRE

El teatro latinoamericano contiene, desde su base, un espíritu inquieto que busca liberar el pensamiento colonizante en cualquiera de sus formas. Nadie quiere seguir bajando la cabeza. Afinar un nuevo canto que nos reúna, que nos dé voz propia y, por supuesto, que nos identifique, es quizá el mayor reto. Más allá de los territorios está la patria del teatro. En el corazón mismo de sus actores que edifican un teatro para todos y lo muestran al mundo con menos vergüenza y más provocación. El miedo y la vergüenza son motores para el cambio. Aquí estamos más vivos que nunca. Más visibles. Agrupados por afectos incomprendidos. Con un gran objetivo en común "ser mejores personas".

Por tercer año consecutivo recorremos -en diciembre- tres festivales fundamentales para nuestro desarrollo como grupo de teatro peruano, comprometido con las dudas que nos deja la sensación de multiplicar lo recibido. Si bien, cada fiesta es organizada por grupos argentinos de probada trayectoria, lo que los hace distintos es la experiencia como colectivo. Este corredor de festivales comenzó en el 2007 por iniciativa de La Compañía Nacional de Fósforos, el grupo más joven, que convenció a La Cordura del Copete y a El Baldío de hacerlo. Ahora, luego de cuatro años, este corredor existe por sí solo. Se mueve por la gestión individual de cada grupo. Nosotros somos -sin temor a equivocarme- el único grupo extranjero que lo recorre como si fuera nuestro. Privilegio que nos da la generosidad del teatro y los amigos que confían en nuestro trabajo dentro y fuera de la escena. Cada regreso ha sido como si nunca nos hubiéramos ido jamás.

Aquí les dejamos la memoria -siempre frágil- de lo que fue la aventura de la quinta gira internacional de nuestro grupo ESPACIO LIBRE este 2010 que acabamos de despedir. Aprovechamos para reiterar nuestro agradecimiento a todas y a todos los que hacen posible que esto suceda. Finalmente, eso queremos siempre, "que algo suceda".

La primera semana: el fuego se enciende

Los primeros días de diciembre celebramos el Cuarto Festival Pirologías. Con ésta sumamos ocho reuniones, entre Perú y Argentina, con La Compañía Nacional de Fósforos. Hemos apadrinado mutuamente (y sin saberlo) varios de nuestros sueños. Podríamos decir que, como pasó con La Cordura del Copete en el 2001, hemos sido parte de sus primeros pasos como grupo y nuestra casa se ilumina cada vez que los pensamos o los tenemos. La historia se encargó de juntarnos. Ahora lo vemos más claro que antes. Una alianza de afectos poderosos que nos lleva a recorrer caminos difíciles de transitar con un sólo par de zapatos.
En estas idas y venidas, los fósforos conocieron a Sara Joffré, dramaturga (o autora dramática como prefiere ella) y gran gestora del teatro peruano. Sara ofreció una ponencia sobre nuestro teatro desde 1960 hasta 1990 en el Centro Cultural de España de Buenos Aires. Así empezó Pirologías 2010. Cabe resaltar que la obra que llevamos era de autoría de Sara en colaboración con Espacio Libre. La obra se llama "Especies" y se presentó el sábado 4 en la ASI de Villa Bosch, barrio donde se realiza gran parte del festival.

Este año, Pirologías, fue como una extensión del Segundo Encuentro del Barranco que realizamos en julio en nuestro país. Tuvimos la sensación de continuidad muy presente. El efecto multiplicador se esparce por otras tierras, con otras voces, con nuevas dificultades y compromisos. Fue un regalo poder disfrutar desde otra orilla a La Rueda de los Deseos con su impecable y conmovedora "Javiera, Historias que se despliegan". Este entrañable grupo mendocino es otro de aquellos a los queremos de verdad. Sinceramente, un lujo tenerlos tan cerca. A ellos los conocimos en el 2003. Estuvimos en su sala Argonautas con la obra “Arthur, Alquimia del Verbo”. Con un frío terrible pero con el calor de gente buena que trabaja en serio, no en serie. Un plus a esta experiencia fue el libro testimonial que sacaron por sus diez años de ruta y que cariñosamente nos regalaron con dedicatoria incluida. Libro bellísimo que leí a escondidas entre los rincones del CEDEM, lugar donde nos hospedamos esa primera semana. Otro encuentro memorable fue con Ernesto Suárez y su trabajo "Lágrimas y risas". Un divertido compilado escénico de relatos de un actor del subdesarrollo como él mismo define. Simple, inconforme, vital. Un actor grande siempre tiene mucho que decir. Sin embargo, escucharlo es mucho mejor. Aunque su tribuna es el escenario, rápidamente lo olvidamos para sentarnos alrededor de una mesa o en alguna esquina con ojos asombrados. Cualquier lugar es bueno para reír o llorar, parece decirnos convencido. Así es Ernesto, el mendocino exiliado que siempre regresa para reírse de sí mismo. Lo aprendió de su madre, nos dijo esa noche. Bohemio insuperable, artista como pocos. Hoy amigo nuestro.

No podemos dejar de mencionar a Cecilia Hopkins y su interpretación de "Gemma Sunz". Obra creada a partir del cuento de Borges Emma Zunz y dirigida originalmente por Etelvino Vázquez en España. Lo que ahora vimos fue una reelaboración de ese trabajo. Impresionante manejo corporal y vocal. Imágenes potentes en eficaz concordancia con el relato. Además de buena actriz es investigadora teatral y maestra. Lo supe cuando tuvimos en nuestras manos un amplio libro sobre antropología teatral del rito prehispánico. Espero no equivocar la definición porque el libro no lo tengo conmigo. Por otro lado, quien también participó del festival fue el español Etelvino (referido líneas arriba) con un montaje unipersonal sobre García Lorca. Hombre bueno y carismático. Director de la compañía Teatro del Norte y escritor del libro "El tiempo inmóvil", un valioso testimonio de su experiencia desde 1981. Otro unipersonal que vimos fue de Costa Rica. Vicky Cortés presentó "El jardín inclinado", pieza de danza contemporánea sobre el mito de Orfeo y Eurídice.
Los títeres también estuvieron presentes con el grupo guatemalteco Chúmbala Cachúmbala –como dice la canción- con la obra "Juanita sin miedo", relato basado en leyendas locales. Teca y Paolo se convirtieron en esos compañeros que siempre regala el teatro. Buena onda. Disciplina. Amor por lo que hacen. Así los recordamos. En este grupo, encajan perfectamente los amigos de La Comedia de la Provincia de La Rioja quienes presentaron "Aquí llegan los Anselmi", divertido episodio de una familia itinerante de comediantes en estilo criollo o también llamado teatro bárbaro. Anécdota: a mitad de la obra los personajes realizan el sorteo de un Gancia y nuestra enorme sed -o la suerte- nos dio por ganadores. Delicioso por cierto. Ah, y gracias por los cds de música riojana. La noche del Gancia y otras bebidas espirituosas comenzó en Capitán Capote con cuentos de Fontanarrosa a cargo de Claudio "El negro" Rissi. Reconocido comediante que puso por nombre a su intervención "Laburo de negros". ¡Qué noche!

Para no dejar a nadie fuera de este recuento pirológico, debemos nombrar a la compañía francesa Cie Du Ba con la obra "No te pongas azul" realizada en la Plaza Murialdo. Los ausentes fueron La Gotera de La Plata y los buenos amigos Teatrantes de Mar del Plata. El año pasado, estos últimos, presentaron un lúdico y bien resuelto "Sueño de una noche de verano". Nos quedamos con las ganas de volver a verlos. Finalmente, todo terminó con Babel Orkesta frente a la Estación Villa Bosch. La calle se llenó de euforia y buena música. Nos hicieron bailar y dejaron viva la llama para el año que viene.
Punto aparte merece -y para cerrar este capítulo- la importante participación de la AINCRIT (Asociación Argentina de Investigadores y Críticos Teatrales) quienes organizaron un par de mesas abiertas a la discusión y reflexión sobre nuestro trabajo. Al margen de las conclusiones que se puedan generar de manera individual o grupal, creo imprescindible comprender la necesidad de revisar, desde la autocrítica y la investigación, el rumbo de nuestro trabajo en relación con el otro. Crecer juntos, agruparnos, reencontrarnos y sobretodo "no callar".
Gracias a todos nuevamente. Gracias Pamela por el comentario sobre "Especies". Gracias Pau, Cris, Andrea y mi Capitán Caputo.

PUEDEN LEER EL RESTO DEL TEXTO, AQUÍ

lunes, 21 de febrero de 2011

Madre Coraje en el cementerio industrial

Vengo de ver una versión que seguramente no olvidaré, de Madre Coraje y sus hijos, en The Lab de Minneapolis, una sala que tampoco se puede olvidar. La puesta la llevan adelante entre varios: el Bricklayers Theatre de Chicago, el Bedlam Theatre de Minneapolis, y Open Eye Figure, también de esta congelada ciudad. Para esta vez, el grupo usa la adaptación de Tony Kushner, aquella que se hiciera tan famosa por haber sido estrenada en el Central Park de NY con Meryl Streep.  Entre lo mucho que me gustaría decir, diré para comenzar que es una puesta que me recuerda muchísimo las formas de teatro independiente sudamericano, con una economía de recursos y una gran creatividad actoral. Esto es extraordinario: a pocas cuadras del Lab se yergue triunfal el Guthrie Theatre, un edificio de 125 millones de dólares donde asistir al teatro parece similar a embarcarse en una nave aeroespacial. Lo que quiero decir es que resulta inusual, incluso para esta ciudad de fuertes convicciones teatrales y grandes espectáculos, una apuesta  así de grupal e independiente sostenida en la pasión y la calidad técnica de los que en ella intervienen. Hay más que solo innovaciones de estilo en todo esto, es una ética diferente de trabajo teatral. Incluso por el hecho de que las entradas cuesten la mitad de lo que en promedio suele pagarse por el teatro aquí. ¿Solo experimentación o búsqueda de nuevas vías/nuevo público para una actividad tan golpeada por la crisis? Si las nuevas condiciones de vida van a obligar a los teatristas americanos a explotar sus capacidades de esta manera, bienvenido el estallido de la burbuja financiera... también en el teatro!
Y bueno, hay que referirse además a  lo que significan los lugares y los tiempos en el sentido final de la puesta. The Lab fue antiguamente una fábrica, parte de una molinera industrial, una de aquellas que hicieron famosa a Minneapolis, antes que por su crudo invierno, por ser la ciudad de los molinos. O sea, la ciudad de la industrialización pujante, ferviente y ahora solo histórica, que hizo de EEUU la potencia espectacular que es, fue, quizás sigue siendo (ustedes elijan).  Un monumento creado por defecto, precisamente cuando su uso dejó de ser necesario.

Entonces llega la Coraje con su sentido lato de la experiencia vital, de comer primero, de aprovechar la guerra sin entenderla sino en la medida concreta de sus intereses. Y he aquí que los fantasmas de esta fábrica reaparecen: ¿no ha sido acaso todo el sueño americano una megaindustrialización de esa filosofía de la Coraje? ¿no ha sido, y sigue siendo, la industrialización y su capítulo histérico, la globalización, la otra mano que labra junto a la guerra eso que hemos llamado historia moderna? ¿No ha estado la búsqueda de ganancias amarrada a todas las guerras que  ha librado este país? Claro, Marx también anda por allí, en el Lab, merodeando en este cementerio de la industria al borde del Mississipi.


Me gustó mucho esta Coraje también porque Barbra Berlovitz, quien la interpreta, no se deja llevar por la tentación tan americana de ver en la antihéroe brechtiana una imagen del mal, o una imagen del bien. ¿Madre Coraje es una obra antibelicista? Supongo que para quien ve la guerra como un castigo divino que algún día desaparecerá, esa imagen aflorará en la obra. Pero dudo en serio que al cazurro y mundano Brecht le viniera por ese lado. Creo que él se queda en la mostración de los hechos,  en la presentación de cómo son realmente personajes como Coraje. Y tal vez con eso, con aceptar lo que las cosas son en el mundo, ya tendríamos bastante como lección para estos últimos dos siglos y medio de modernidad.
Por eso me gusta la interpretación tan sólida de Berlovitz, incluso cuando encaraba con quietud los hechos porque eso me ayudaba a eludir la tendencia al sicologismo, esa manía de actores y público de querer siempre descubrir "la verdad del personaje". En la Coraje de Brecht nada queda por descubrirse, tiene décadas de hablar con claridad meridiana: la guerra es una carreta que nos lleva por delante aunque siempre creemos que nosotros la conducimos. Ni cínica, ni sacrificada, la Coraje es un animal moderno, directo y simple: si al final no puede salvar ni a su última hija, le queda por delante seguir viviendo. Vivir es el impulso, el único real.

viernes, 18 de febrero de 2011

El Perú del Chino Domínguez

"¿Todos los perua­nos somos personajes?
Todos, yo los encuen­tro; es como una obra de tea­tro, de la vida coti­diana. Unos bue­nos, otros delincuentes."


Carlos "el Chino" Domínguez (1933-2011), entrevista de la PUCP, tomada de aquí.





Varias fotos de su libro "Los peruanos", pueden ser vistas  aquí.






martes, 15 de febrero de 2011

Monólogo de una máscara, por Elard Serruto

Cedo la palabra al narrador puneño Elard Serruto, en este poema/crónica/relato inspirado en la fiesta más grande de los Andes, la de la Mamacha Candelaria en Puno, y que acaba de suceder en estos días. Elard la describe desde la interpelación personal que aquella alucinante fiesta hace a los que en ella participan. Ojalá les guste. Saludos y gracias a Elard, por supuesto.


MONÓLOGO DE UNA MÁSCARA



Elard Serruto Dancuart


"Si quieres saber lo que eres, tendrás que preguntárselo a las piedras y al agua, si quieres descifrar el idioma en que hablan los brujos de tus sueños, interroga las fábulas que te contaron la primera noche ante el fuego, porque no hay río que no sea tu sangre, no hay selva que no esté en tus entrañas, no hay viento que no sea secretamente tu voz y no hay estrellas que no sean misteriosamente tus ojos. Dondequiera que vayas llevarás esas viejas preguntas, nada encontrarás en tus viajes que no estuviera desde siempre contigo, y cuando te enfrentes con las cosas más desconocidas, descubrirás que fueron ellas quienes arrullaron tu infancia"

William Ospina (EL País de la Canela)


Para Luis Pacho

¿En que lengua del lago estoy hablando? Llevo colgada en una de las paredes de la tiendita de Leonor Galarza, el tiempo que se extravía en la incierta memoria de los días, y de los interminables círculos que ha trazado mi destino. Este reposo esta lleno de preguntas y de silencios que apenas interrumpen los borrachitos que vienen en el abismo de la madrugada, o en la trivialidad del atardecer: sombras que una diminuta copa de alcohol ilumina en su tránsito, y que no deja de interrogarme si acaso vengo de ese festivo dolor que surge de la cavernosa voz del Carlos pajla cuando canta "El Volatinero...de las tinieblas", o del brincante y aferrado charango del Burro Loza que quiebra la madrugada; de la brusca cojera trepidante del Huallpagarrote cuando baila un kajelo, o de la esquiva y apacible mirada del Bomborroto que mira un recuerdo antes de beber; del soberbio rostro burilado del Manco y su poncho de vicuña que esconde la mano mutilada, o de la oralidad como un río de febrero que el Piluncha (ese profesor de una escuelita de aguaceros interminables) deja que se desate como un hilo denso y colorido. Sé que sus rostros son las máscaras recientes de un lejano destierro y de un peregrinaje que parece haber comenzado y terminado en esta tiendita. Sin embargo, sé también que mis ojos (dos agujeros vacantes para la mirada de cualquier danzarín) guardan la pausa contemplativa de otros horizontes: árboles y ríos abigarrados, mares reverberantes y desiertos dorados y candentes, inextricables senderos que conducían, invariablemente, a la misma plaza de todos los pueblos para abrazar el mediodía y su sol huérfano sobre una de sus bancas. ¿En que lengua del lago estoy hablando? Sé que la sensación de la pérdida acompaña estas palabras, la extraviada emoción con que he nombrado un paraje, una lluvia, una nube, los pedazos de una canción, los interminables monólogos de mis viajes siempre hacia el sur, las breves conversaciones con otros viajeros donde he sabido reconocer la iluminada miseria de no saber cuándo ni donde parar. Palabras hechas viento en las sonoras lenguas que he ido extraviando en la orilla reposada o en una isla solitaria en el lago, palabras como guijarros o pájaros abriendo el cielo, y que son el impulso que  hace hablarme en esta lengua con una extraña sensación de errancia y al mismo tiempo de pertenencia. ¿En que lengua del lago estoy hablando? Alguien alguna vez dijo (¿Una comadre? ¿un yatiri?) que yo era la piel de la cara de un guerrero en mi rostro para otorgarme la solemne valentía que había tenido en la batalla. ¿Ese es mi origen? imagino una circularidad de batallas y de lenguas alrededor del lago y mi rostro sucesivo en un intercambio de máscaras, de ejércitos y de lenguas donde se enconaba el valor y la dignidad en la derrota y en la muerte. Un guerrero que en las pausas de la guerra, se quitaba el rostro algún atardecer profundo, sólo para comprender el tremendo vacio de no poderse mirar ¿En qué lengua del lago estoy hablando? Inmensos campos amarillos se abren en el horizonte de mi recuerdo, interminables cabelleras de ichu dobladas por un viento que habla. Y quisiera saber si en verdad por esa extensa intemperie bajo un impecable cielo sin nubes he sido la cara de un Puma, una llama, un cóndor. El corazón me late como un pequeño animal cautivo, cuando me reconozco sigiloso en esos parajes: un cazador solitario hermandado con el mismo rostro del animal que voy a sacrificar. ¿Alguién sabe que esa ceremonia acompaña una danza? ¿cómo puedo ser ahora un guerrero, un cazador, un danzarín? En todo este tiempo como la lluvia demorada que no deja de caer en la calle de la tiendita de Leonor Galarza,  he recordado las infinitas danzas que he acompañado en los carnavales de los pueblos, las diversas músicas que durante la noche y el día dejaban su bombo como un corazón infatigable, y el amor como un despedazado horizonte. Aún recuerdo aquel desarrapado grupo de bailarines que bajaban por la calle de los ahorcados, sus cuatro músicos de funeral y un cóndor danzante que llevaba un mísero estandarte. Recuerdo ese condor anciano con las plumas marchitadas, y su vuelo terrestre en una danza lenta y triste como el adios de un pariente muerto. Nunca como esa mañana de una luz ingrávida vi más claro mi destino. Quisiera saber que lo que dicen es verdad, que soy una máscara cuya espléndida metamorfosis ha derivado en todas las máscaras, y por ello en todas las danzas y todos los danzarines. Me pregunto si lo sabrá la niña que vino por unos caramelos de animalitos y se me quedó mirando dejándome para siempre la inquietud interrogante de sus ojos amarillos, como el del perro que duerme su eternidad en la puerta de la tiendita de Leonor Galarza, que se abre de par en par hacia un infinito y difuminado lago dormido. ¿En qué lengua del lago estoy hablando?

sábado, 12 de febrero de 2011

Hammacher, Allen , De María

Lo que voy a contar es una anécdota, que terminó de completarse hace unos meses. Empezó en 2003 cuando andábamos en plan de poner en escena A ver, un aplauso!, la frenética pieza que escribiera César De María para el grupo Telba en 1989, en la que un cómico callejero se enfrenta a La Muerte desafiándola a contarle siempre nuevas historias. Una de las actrices de la obra era Brigitte Hammacher, una actriz alemana que andaba afincada en Arequipa, oficialmente trabajando de primera dama (es broma, claro) del colegio Max Uhle de esa ciudad, y extraoficialmente convirtiéndose en un pilar del trabajo de Aviñón, mi grupo, por casi cinco años. Alguna de esas tardes o mañanas, no recuerdo bien, Brigitte se aparece con el rostro extraño diciéndonos, con su lindo español de acento germano, más o menos lo siguiente: "esto que no me lo van a creer, pero esta obra que estamos haciendo es una recreación de una obra del Woody Allen, mi esposo me ha dicho, en serio, aunque él no se recuerda del título".
Los otros tres actores nos miramos y le dijimos al unísono, "fuiirra, eso no es cierto, esta obra es más peruana que la papa, y la escribió De María cuando vivíamos casi asfixiados por Sendero". Claro, yo, que soy muy presumido con eso de saberse datos, títulos, fechas, no recordaba en absoluto relación alguna con W. Allen -aunque diré en mi defensa que la obra no cinematográfica de Allen tampoco es que esté bien difundida en el Perú. Bueno es lo que ahora sé. El caso es que la temporada de 2003 acabó, es un recuerdo muy bacán, de muchas cosas, entre ellas la solicitud con que Brigitte decía todos los carajos y mierdas que adornan el texto de De María, y que si de por sí ya eran muy cómicos, tomaban un aura inigualable gracias al  acento de mi amiga.
Fin del capítulo 1. Capítulo 2, librería Half Price books de Grand Avenue, Saint Paul, Minnesota, noviembre de 2010. Entre los anaqueles de un sótano donde están los libros más baratos, estoy buscando cualquier cosa para llevar. Me he prometido no comprar libros, ante todo porque no quiero dejarlos otra vez abandonados cuando me tenga que volver a mudar. Pero cedo y busco algo para leer. Vicio impune, Platón dixit. Como están por orden alfabético uno de los primeros que encuentro es este: Complete Prose, Woody Allen, Paperback edition. Dos dólares, not so bad. Lo empiezo a disfrutar -Allen es incomparable, su literatura (es una literatura en sí) es extraordinaria, como su cine, lamento no haberlo leído antes. Página 183, aparece ante mí Death Knocks (un video amateur, aquí).  Interesante, está hecha como una pieza breve de teatro. Un tipo recibe la visita de la muerte, en plan cómico, que decide llevárselo pa´l otro lado. La víctima, Nat,  intenta rehuir, discute, hasta que por fin descubre la debilidad de la Muerte por el juego de cartas. Entonces empieza  a retarlo. Si le gana, la Muerte le concederá un nuevo día de vida. Le gana, así, varias veces, haciéndose el tonto (la verdad es que el personaje se me antoja alter ego de Allen con su cara de nerd y el cuerpo esmirriado). Nat no lo parece pero en verdad es un tahúr. Claro, ya para ese rato, siento la misma sensación que tuvo el señor Hammacher después de leer A ver, un aplauso!: hay mucho en el Tripaloca, haciéndose el bobo, en realidad haciéndose el pendejo, ante la muerte, y eso puede parecerse increíblemente a esta historia.

Ahora, claro, uno diría que más que parecerse entre ambas, ambas se parecen a Las Mil y una Noches, ok. Pero me pareció una anécdota simpática. Como sé que mi buen amigo César, quizás el dramaturgo más talentoso de los últimos 30 años en Perú, en mi opinión sincera,  leerá esto pronto, me gustaría ver su cara de asombro. De hecho esta anécdota tampoco se la conté antes.

jueves, 10 de febrero de 2011

Augsburg, 10 de febrero de 1898






Brecht es un icono, claro, pero también una mercancía. Brecht es un apóstata, sí, y tal vez un profeta. Brecht es un teatrero, en serio, aunque casi todos solo vemos su teatro en nuestra imaginación. Brecht es una leyenda urbana, es  más, se va acercando al mito. Brecht se reinventa a sí mismo, con la ayuda de quienes lo ponen en escena. Y ellos se reinventan con él, aunque no estén de acuerdo con Brecht. El viejo Bertolt muere, es enterrado por muchos, llorado en silencio. Vuelve de cuando en cuando, no parece un fantasma. Brecht nunca abriga con sus palabras, al contrario, explica cómo aguantar el frío. Brecht no es un modelo de nada, para qué insistir, pero es auténtico en su soledad. Brecht escribió cosas como las de abajo, y entonces, termina de enseñarme a callar:


"Hay tanta injusticia
como agua en el mundo.
La desgracia sale tantas veces
como el sol.
Y el hombre despedaza al hombre
como el pez grande se come al chico.
Así es la cosa,
y así está bien.
La injusticia ya es tan habitual
entre nosotros como el agua".


(Tomado de:  Bertolt Brecht, 80 poemas y canciones, Adriana Hidalgo editora)

...y un día, decidí volver

Solo dos frases para agradecer a lo que se  tomaron el trabjo durante 18 meses de seguir entrando a ver qué había aquí de nuevo. Yo también entraba a ver qué había de nuevo. Ahora volveré a postear con frecuencia. Saludos cordiales desde la tundra de Minneapolis.