jueves, 3 de marzo de 2011

Cabaret Socialista en Argentina

Toda esta astracanada de que vetan o no vetan (o no lo vetan pero sí le advierten casi amenazando)  la presencia de Vargas Llosa como figura central de la Inauguración de la Feria del Libro en Buenos Aires (un buen resumen del asunto, aquí), me hizo sin querer recordar Angelito, un Cabaret Socialista, la obra musical de Roberto "Tito" Cossa, el gran autor argentino, que tuve oportunidad de ver en 2009 en un local independiente llamado Andamio 90 de la capital argentina. Era una puesta nueva del texto que Cossa había escrito a fines de los 80 y estrenado en 1991. Muchos años después varios se preguntaban si el texto había resistido el tiempo, y la prueba de que sí es que ahora leo que precisamente esa puesta que vi sigue reponiéndose, en ya varias temporadas hasta la fecha.

Pero lleguemos por partes. La obra es propiamente un cabaret, de aliento brechtiano sin duda, pero con un toque sentimental que la hace indudablemente argentina. La temática es simple y provocadora: un Partido político  de izquierda radical, de retórica empalagosa, decide hacer un espectáculo para atraer al pueblo, o al menos, acercarse un poco. En medio aparece Angelito, obrero, simple en el mejor sentido de la palabra, afanador de chicas, actor bastante despistado. En algún momento la dirección del Cabaret decide usar la vida de Angelito como la del prototipo del ciudadano de la clase trabajadora, el ansiado icono del proletariado, pero las características ya mencionadas del protagonista, tan jocosas sí, pero a la vez tan nuestras, tan latinas, tan humanas, sabotean la rigidez del discurso marxista-leninista con tanta fuerza como sinceridad.  Es una obra sencilla, divertida pero también políticamente muy potente, en mi opinión, o al menos tuve suerte de ver una puesta bastante bien sostenida.
El caso es que debajo de esa simpleza hay una pregunta que brota tan espontánea como la sonrisa de Angelito: ¿tiene necesariamente el cambio social, las luchas por cambiar estructuras opresivas, abusivas, que estar reñidos con la alegría de estar simplemente vivo, las buenas cosas de la vida tranquila, como sentarse un rato a charlar con los amigos, o tomarse un trago, o ser malamente feliz? ¿no hay debajo de muchos izquierdistas tal vez un cura medieval agazapado que proclama siempre el infierno, denigra al ser humano sensual y alegre, abomina de la belleza si no está en la misma dirección que sus dogmas?
Angelito es una obra que me ha hecho pensar en estos intelectuales kirchneristas, como han sido llamados, que deciden vetar a un escritor, como ellos, que tiene ideas de derecha. Es decir un opositor. Aunque muchos han decidido llamarlo enemigo. Hay harto de oscurantismo en la propuesta, mucho de miedo y poco, lamentablemente poco de la bonhomía que creo yo siempre tendría que acompañar todo proceso de cambio social para evitar que se convierta solo en caza de brujas, en vendetta, en razzia. Si el hombre nuevo ha de salir del socialismo, imagino que no necesitará heredar los males, entre ellos el mal humor, de quienes trajeron abajo los modelos comunistas previos a 1989 con sus persecuciones, su violencia exacerbada.
Los dejo con unas palabras de Tito Cossa a propósito de la vigencia de Angelito, en una entrevista para Página12. Por supuesto él resume todo mejor que yo:


"–¿Qué ideas lo impulsaron a escribir Angelito?

Roberto Cossa: –Nunca entendí por qué no se dio un vínculo entre la izquierda y la gente, el hombre común. Porque en definitiva el socialismo está pensado para los trabajadores que malviven de su salario, para el hombre de pueblo... Por otra parte, me dolió siempre ver que algunos socialistas y comunistas que eran hombres inteligentes, buenos militantes, cultos y rigurosos, traicionaran al amigo o maltratasen a la mujer o a sus empleados, si los tenían. Yo pensé siempre que si el socialismo no sirve para ser buena persona, ¿para qué sirve?".

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