viernes, 13 de mayo de 2011

Mis cinco votos para Humala

Voy a tomar una actitud un poco extraña pero sensata: voy a iniciar una campaña privada para convencer a mis seres queridos, hermanos, padres, cuñados, a los muy cercanos, que sé que dudan aún de cómo votar, para persuadirlos por todos los medios racionales de que la única opción racional, parcialmente democrática, para el Perú hoy  es votar por Ollanta Humala. Así han quedado las cosas. Votar en blanco ya no es una opción. Votar por Keiko es aceptar que el Perú es el cuerpo enfermo que no se recuperará jamás, que siempre cederá al poder de los desgraciados que han hecho desgraciada mi patria.
Los medios vendepatria se han confabulado en favor de la mafia, incluso lo han hecho los intereses imperialistas y comerciales del extranjero. No podemos perder dignidad nacional, digamos mejor, amor al suelo en que nacimos. ¿Qué me hago con un poco de plata en mi cuenta de la AFP si no sé si en 10 años existirá siquiera el sistema de derechos civiles? Plata sin libertad, plata sin dignidad. Y ni siquiera mucha plata, joder!
A Humala hay que medirlo, presionarlo, incluso obligarlo a retroceder. No creo que dé la medida de estadista, ojalá me equivoque. Pero Keiko Fukimori sí da la perfecta medida de la miembro del clan criminal más vil que ha gobernado el Perú. A la hija del ladrón, ladrona y falsa ella misma, y a toda la partida de rateros, asesinos y desgraciados del fujimorismo, ni medio metro más de poder.
Voy a trabajar en mis cinco votos en favor de Humala, es la micro-micropolítica que puedo hacer. El tiempo no está para lamentaciones, ni para cálculos de medianía. Es el Perú versus la mierda del fujimorismo, así de simple.

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