sábado, 12 de enero de 2008

"Con ustedes... el Holocausto!"


Sí, admito que mi titular es exagerado, pero fue mi reacción cuando supe la noticia: un grupo de artistas españoles se prepara para llevar a escena El Diario de Ana Frank, en forma de musical. La superproducción se alojará entre febrero y marzo en el Teatro Calderón de Madrid, y los responsables incluso anuncian posibles giras por América Latina, donde el libro original es enormemente apreciado, manifiestan. Pueden ver una reseña de El País en este enlace.
Lo que me jala de este asunto es ante todo una pregunta de naturaleza técnica, o mejor, de forma artística: si se quiere representar el emocionante libro-testimonio de una niña víctima de la barbarie nazi en Amsterdam en la II Guerra Mundial (cosa que se ha hecho en el teatro dramático típico, muchas veces) por qué esta vez elegir un musical, y qué resultará de ese encuentro entre un tema brutal y demoledor (aunque sea contado por los relatos casi candorosos de la niña) y una forma teatral identificada como ninguna con el glamour, la diversión máxima y el desapego.
Como todos saben, el musical no se inventó en Broadway pero debe a esa callecita de teatros en Nueva York su mayor recordación en la historia del teatro. Gracias a grandes eventos como Oklahoma!, Cats, Jesucristo Superstar, Sunset Boulevard, Cabaret, El rey León, etc. etc., la palabra"musical" ha pasado a ser sinónimo de producción en grande, conjunción de baile, canto y actuación, espectáculo por antonomasia del teatro hecho en forma industrial y del teatro en la era de la industria, dicho sea de paso. Por eso, tal vez, en mi delirio de profano y tercermundista respecto al género, no puedo imaginarme a los personajes del Diario, encerrados en "el cuarto de atrás" de un ghetto holandés, -judíos perseguidos por enloquecidos ultraderechistas, muertos de hambre-frío-miedo-, sacando ánimo para enrolarse en una coreografía al final de la cual debe haber aplausos, o para cantar sin salirse de nota. Peor aún, me pregunto, si la obra es básicamente familiar y pedagógica como anuncian los productores (ver la página Web del proyecto) cómo llegarán al punto en que Ana Frank es muerta en un campo de concentración en Bergen-Belsen. ¿Habrá algún efecto especial, una musiquita suave, tranquilizadora, que mitigue el dolor de saber que todo eso fue histórico?
En fin, los que puedan verla en España, cuenten por favor qué les pareció, si la obra realmente cumple el rol que se propone, como dicen los productores, de educar respecto al ejercicio desquiciado de la violencia para que éste no se repita. Los demás tal vez podemos ir apostando qué nuevo didáctico tema se volverá musical de entretenimiento familiar en el futuro.

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