Iba a poner el enlace para que escuchen esta canción de Damaris Mallma que ganó el Festival de Viña, sección folklore, cuando me enteré además de que la cantante es egresada del TUC, Teatro de la U Católica de Lima, una de las escuelas más antiguas de la Capital. Pues entonces hay una doble razón.
Respecto al tema mismo, es interesante obsevar cómo la cultura andina ha dado pruebas de que sabe modernizarse, sin perder su propia visión del mundo. Échenle una mirada a la letra, que además de estar en quechua y español, retoma sinestesias, sensaciones y creencias que no van a desaparecer a pesar de la modernidad, que están recreándose (recreándonos) permanentemente. Pero además está el asunto central que la canción retrata e invita a retomar, el de la danza, aquella forma central de relación entre el hombre que saluda con su cuerpo a la tierra, y esa forma misteriosa del tiempo, como diría Borges, que es la música que recompone esa unidad. Esa música que logra además abrir los brazos a lo negro, lo indio y lo occidental...
Ahí les va.
martes, 26 de febrero de 2008
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