viernes, 6 de febrero de 2009

Los problemas del Fondo Iberescena: Colofón

Hoy circuló por Peruteatro la carta de descargo del Sr. Fernando Torres, director cultural del ICPNA de Lima, sobre los cuestionamientos a su participación como jurado en la entrega de las ayudas de Iberescena, y el financiamiento a la IV Muestra Internacional de Lima.
He colgado la carta aquí, de manera que puede ser discutida con amplitud. Por mi parte puedo decir que algunos cabos me quedan aún sueltos en esta historia, aunque probablemente resulten menores. El Sr. Torres revela que había renunciado a ser miembro del Consejo Consultivo de Iberescena antes de su postulación este año, pero de hecho lo fue en la edición anterior, como consta en esta Acta de Iberescena. El Sr. Torres explica que el fondo entrega ayudas a proyectos y no a instituciones, y finalmente declara que la decisión es tomada por el conjunto de representantes y no por el INC de Perú.
Pero la carta revela cosas más interesantes que yo había olvidado: que la Muestra Internacional de Lima es un proyecto de 17 instituciones culturales, binacionales especialmente, lideradas por el Peruano Norteamericano apoyado por la Alianza Francesa, el CCPUC, el Centro Cultural de España, entre otros. Es decir, para los que no están familiarizados con la actividad teatral peruana, se trata de organizaciones educativas enormes (ICPNA, PUCP), con financiamientos propios mucho más extensos, o centros con dependencia de gobiernos europeos (Francia, España) que sostienen (con gran mérito) el centro de la actividad cultural de Lima. Lo propio hace el Peruano Británico, aunque no está en este consorcio de organizaciones.
Pues bien, basándonos en las aclaraciones del Sr. Torres, diremos que legalmente no parece haber tenido una conducta indebida. Pero he aquí que surge el viejo conflicto entre la legalidad y la moralidad: que el fondo sea concursable por proyectos y por quien sea es una norma incontrovertible, pero que esa norma sea justa para todos los productores teatrales en el Perú es harina de otro costal.
Es necesario observar que -desmiéntame por favor, si estoy errado- Iberescena es el único fondo concursable para artistas escénicos que ofrece indirecta o directamente el nunca suficientemente criticado, Instituto Nacional de Cultura del Perú. Es decir, que a diferencia de Chile, Argentina, Colombia, México, España, etc. Perú no cuenta con fondos estatales concursables otros más que éste, y no existen apoyos públicos a la creación dramática y coreográfica. Muy pero muy lejos estamos del Fondart chileno, del INT argentino, de los fondos bolivarianos para Cultura en Venezuela. Ni hablar de España, donde hasta el más misio ayuntamiento apoya a sus artistas locales. En Perú, prácticamente toda actividad cultural, incluida por supuesto la de los Centros culturales que sostienen la MIT de Lima, es privada, y gestionada toda a pulmón, como dice la canción. Sin fundaciones, sin fondos públicos, regateando a empresas, etc.
Hasta aquí pareciera que mi argumentación justificara que estas instituciones entraran a la competición por estos fondos. Pero no es así. Creo exactamente lo contrario: creo que en el contexto peruano, a pesar de las dificultades que enfrentarían eventualmente, estas instituciones están en cien veces mejores condiciones para organizar un evento internacional que, digamos, un colectivo cultural en Comas, Ayacucho o Lima centro. No digo que los 17 centros culturales sean ricos, pero en el barrio son los más ricos, y por esa misma razón, porque tienen cómo hacer el trabajo de otra forma, no parece mínimamente moral que entren a adjudicarse el único fondo concursable que puede hacer crecer las iniciativas independientes. Especialmente, si estas iniciativas sí se hacen en nombre de una sola nacionalidad, la peruana. Sí, sé que me dirán démodé por hablar así, de forma tan chauvinista, pero es mi sincera opinión: los centros binacionales o cuentan con el capital real de países desarrollados, o con el capital cultural de la potencia más grande del planeta. Pero al Perú y sus peruanos se los está llevando el viento, porque insisto, las instituciones culturales públicas no entregan ayuda alguna.
En mi opinión, repito, nuestro contexto es otro y aunque sea legal que la MIT se lleve los 27 mil dólares (seguiré insistiendo en que Iberescena revele los nombres de los miembros del Consejo Consultivo, este año), no es de equidad social poner a competir en la misma carrera a un atleta con zapatos de clavos, y a uno sin zapatos, a diecisiete empresas gestoras culturales versus grupos de artistas con ingenio mayúsculo pero sin tantos recursos (ni siquiera sedes institucionales).
La pregunta que flotará entonces por largo tiempo es qué tipo de promoción cultural prefiere el fondo Iberescena para financiar, y de qué sirve a un país tan desprovisto de políticas culturales como el nuestro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Carlos,

Me parecen bastantes congruentes y consistentes tus puntos de vista respecto al concurso del Ibermedia.
Personalmente esta ocurriendo que se reproduce esta suerte de exclusión, estos modos "argolleros" de centralizar la produccion del arte en nuestro país en "iconos" de nombres y lugares y hasta geograficos en la urbe que no tienen pues tal representacion ubicua.
Por otra parte, yo si creo que hay ilegalidad en la actuacion del sr fernando Torres. Fue parte del jurado y cuando lo fue estoy convencido de que hizo algo asi como un lobby en favor de su actividad "promotora", dejo sembradas las condiciones para que eligieran el proyecto del icpna, para que la gente del inc lo recomendara. Eso se hace en todas los niveles del estado como pan de cada día, este señor se codea con los funcionarios del inc, con los gurues culturales y del arte en cuanto evento que aparece en el Comercio, con aquellos que determinan a los candidateables.
gracias
Antonio Quevedo.

Carlos Vargas Salgado dijo...

Hola Antonio, Es verdad, da como para empezar una campaña de lucha anticorrupción en el teatro peruano... Lo malo es que no poca gente se arruga a la hora de los loros, y piensa en las ventajas que da seguuir siendo ayayeros de los poderosos, en lugar de hacer valer el poder de sus propios derechos. es un mal endémico. Soy pesimista en este aspecto.

Gusto de saludarte,

carlos