lunes, 28 de abril de 2008
BOAL
Dejé pasar muchos días sin comentar algo en relación a la encuesta (a la izquierda) que tuvieron la gentileza de responder. No es que discrepe de los resultados (discrepo, pero qué le voy a hacer), pero solo cruzaré la información arrojada con otras cuestiones sobre la importancia de los teóricos para el teatro de nuestra América. Es una situación harto compleja de revisar, pero tengo la sospecha que nos ataca un poquito de anatopismo cuando consideramos la influencia de los maestros europeos (Brecht, Stanislavski, Grotowski) por encima de los regionales (Boal, García, y debí mencionar además a Buenaventura, quizás). Mis razones son varias, pero dos principales: 1) que a los tres grandes europeos solo los conocemos de segunda mano, lo que no es necesariamente malo, porque quizás en la adaptación de quienes nos los enseñaron ellos, los adaptadores, pusieron mucho de su propia cosecha; 2) que la influencia de los europeos en nuestro teatro ha sido básicamente teorética, libresca si quieren, mientras que la influencia/presencia de los latinoamericanos fue real, en vivo y en directo, frecuente, y con obras puestas en escena, además de sus libros.
Tal vez por eso, en mi muy cerrada y provinciana opinión, cuando yo me pregunto por el teórico (o maestro, tal vez sea mejor nombre) más influyente en el teatro peruano, tendría que decir sin duda que es Augusto Boal o Santiago García, antes que los otros.
En el caso particular de Boal, solo cuando leemos los libros del brasileño, percibimos que su sentir acerca de la función del teatro popular, antirrepresentacional y contestatario pareciera calcar con exactitud las constantes en que se ha desarrollado buena parte de la teatralidad peruana de los últimos tiempos. No está demás recordar que Boal teorizó su famoso método de Teatro del Oprimido precisamente en el Perú, trabajando en programas de alfabetización en los 70´s. ¿Cuánto del trabajo de campo de Boal influyó en los teatreros peruanos, cuánto de la teatralidad latente peruana perfiló el trabajo del teórico y profesor brasileño? No lo sabemos, y es una tarea a la que vale la pena acercarse. De entrada, hay numerosas páginas de Boal dedicadas a su experiencias en barrios pobres de Lima y Chiclayo en El Teatro del Oprimido, su libro fundamental.
Solo compartiré con ustedes unas notas personales sobre el asunto. Cuando me vine a Minneapolis y empecé a tomar clases en el Departamento de Teatro de la U of M, descubrí para mi asombro absoluto que la imagen de Boal en las academias teatrales americanas es gigante, enormemente reconocida. No solo es el más grande teatrista latinoamericano que la etnocéntrica academia anglosajona conoce, sino probablemente el único. Sin embargo su reputación crece cada día, sus aportes y modelos de pensamiento desde el teatro circulan de forma apabullante, y, otra vez desde la perspectiva cerrada (y provinciana como todas) de los EEUU, los de Boal son aportes más celebrados que los de Grotowski (menos conocido que él, menos citado), y en el mismo nivel que los aportes teóricos de Brecht. ¿Interesante? Seguro que sí.
Gran parte del prestigio teatral de Boal viene de la extendida utilización de sus métodos en los community-based theatres de por acá, lo más cercano a un cierto movimiento de teatros populares en una estructura teatral tan clasista como la estadounidense. El método Boal es de gran provecho, y no solo su clásico libro arriba mencionado, sino también los Juegos para actores y no actores, y El Arcoiris del Deseo. Amén de las numerosas giras del profesor Boal por este país, su establecimiento del Centro de Teatro del Oprimido (CTO) en territorio estadounidense (ver Web), y los centros de aplicación pedagógica basados en sus teorías (ver Web) que organizan una Conferencia Anual. En fin, todo un movimiento. (Hay hasta polos, jarritos, y todo un merchandising que prefiero no contar entre lo mejor del CTO en EEUU, hasta que no me entere cuál es el destino de todo ese dinero y entonces sí pueda opinar).
Bueno, el caso es que en las varias clases que he tomado con gente del doctorado en Teatro, en todas, todas! apareció mencionado el método Boal. Y en todas, de pronto, nos mostraban ejercicios de integración, confianza, juegos de representación, juegos de desinhibición, improvisaciones, etc., y siempre me venía la misma sensación: "hey, yo ya hice todos estos ejercicios en el Perú, todos estos son los mismos que todos los talleres del MOTIN, o de la Muestra, vienen haciendo desde que yo tengo uso de razón (teatral)".
Así es que siempre vuelvo a mi convicción de que, quién sabe cómo, quizás somos más boalianos de lo que creemos.
Nota: Conozcan el Centro do Teatro do Oprmido, el firme, el de Río de Janeiro, aquí.
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1 comentario:
Hola Carlos,
Sí, estoy de acuerdo contigo sobre lo de Boal, pero creo que esta obsesión figura más en los cursos de performance que en los cursos de literatura dramática aquí en los EEUU. Me he cursado en los dos tipos de cursos y los de performance tienden a ser muy panfletarios. No obstante, no son sólo los estadounidenses que caen en esta trampa sino los estudiosos latinoamericanos también. He recibido mucho vituperio al comentar lo que se ha escrito sobre Yuyachkani en la academia norteamericana que normalmente consiste en ataques sobre el color de mi piel, mi lengua nativa y mi apellido y no en el posible valor de mis comentarios. (Al inverso, no voy por todas partes argumentando que soy la única que pueda comentar correctamente sobre el teatro clásico porque soy de ascendencia griega como Sófocles, Eurípides, Aristóteles, etc..) Perdona la referencia personal, pero me pareció deliciosamente absurda.
Me parece que, utilizando, limitando y, a veces, tergiversando los pensamientos de Boal, nosotros tenemos la tendencia a convertir el oprimido en un tipo de bien discursivo (para publicar, para tenure, para sacar una buena nota, etc.), restándole su voz (aun muchas veces con buenas pero ingenuas intenciones) y así siguiendo el proceso de oprimirle. Y has demostrado esto en tu artículo.
Otra cosa: ¿Hay una razón por la cual no figuró Antonin Artaud en tu encuesta?
Otra otra cosa: Hace tiempo leí un artículo que mencionó de paso la influencia del teatro kabuki japonés en el teatro de Enrique Buenaventura y el Teatro Experimental de Cali. ¿Nadie estudia la influencia del mundo asiático en el teatro latinoamericano?
Bueno, gracias por el post!
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