domingo, 1 de marzo de 2009

El arte de hacer estrellas con papel periódico


Un reportaje de El Comercio de Lima a Magaly Solier, protagonista del filme La teta asustada, y antes del polémico Madeinusa, da para comentar. Desde luego no quiero abundar en el asunto de representatividad cultural, ni en los juegos retóricos que la convierten en una ayacuchana digna de admiración, o digna de sospecha. Lo que quiero es comentar la asombrosa manera en que los medios consagratorios de la prensa se mueven, la forma de enunciar esa consagración, y según mi lectura, su intención hipócritamente inclusiva. Pero no se asusten, no haré un ensayo: trataré de ir al punto. Aquí tienen el artículo que sacó El Comercio de Lima, en su sección Luces, hace un par de días- Aquí van las partes que me interesa destacar (el subrayado es mío):

“Madeinusa” nos presentó a Magaly Solier como una intuitiva y talentosísima intérprete. Claudia Llosa, con el ojo siempre diestro de una realizadora a punto de lanzarse por primera vez a las azarosas aguas de la creación, la descubrió de una manera casi casual en su Huanta natal y, desde entonces, el cuento de hadas no dejó de alimentar sus propias quimeras.


Yo no sé hasta qué punto la mentalidad de Mickey Mouse se ha apoderado de los redactores del diario decano de la prensa nacional, pero esta presentación de Solier es estúpida, por decir lo menos. Trata de igualar el asunto de su "éxito" al de un cuento de hadas, un sueño que se realiza por vías extrahumanas, no por el trabajo, no por interrelaciones de mercado cinematográfico y coordenadas culturales y políticas que operan en todas las seleciones mundiales de festivales, premios y similares. Para no hablar del infeliz verbo descubrir que se ha hecho sospechoso desde Colón, y populachero desde Ferrando. OK, sigamos:

"En aquella inolvidable ópera prima de Llosa, Solier se reveló como una estrella en ciernes, y gracias a esa película supimos también que su admirable protagonista, además de una actriz de cine con un potencial enorme, era una cantante muy dotada. Hoy, un par de años después, Solier conquistó los corazones del jurado, de los organizadores y de los asistentes a la última Berlinale con los mismos argumentos: su maravillosa naturalidad frente a las cámaras y una voz tan dulce y triste como un mágico paseo por las alturas andinas".

O sea, digo yo, el estrellato es el camino. ¿De dónde sacaron que todo el que se para frente a una cámara de por sí quiere ser una estrella del celuloide? Hay muchos otros porqués para responder a la participación de una persona en un acto artístico. No busquen entre los underground: pregúntenselo a Sean Penn. Otra vez, chatura de expectativas, demasiado cine para lobotomizados en la cabeza de los redactores ( que tuvieron la sapiencia -que en mi pueblo se llama pendejada- de no firmar la nota).
Y la última oración es de catálogo de LAN para publicitar un destino turístico. La doctrina del buen salvaje remasterizada para tiempos globales y marketeros.

“La teta asustada”, la ganadora del Oso de Oro en el Festival de Berlín , ha confirmado que tanto Llosa como Solier nacieron con una buena estrella, una luz silenciosa que ilumina sus pasos: una seguirá acaparando galardones con sus películas; la otra volverá a robarse los corazones de todos con sus canciones.

Nunca más explícito: una acapara, otra roba. ¿Ninguna merece? El mérito personal está fuera de la esfera moral del que escribe estas nota. Nacieron con buena estrella, lecheras, como se dice en criollo. Nada que ver: hay mucho para criticar y alabar en la propuesta artística de Llosa, y en la de Solier, pero cualquier argumento es válido antes que solo hablar de la suerte. Manipulando o no, las imágenes del mundo andino o limeño o el que sea, se trata de trabajo que cuesta tiempo, esfuerzo y dinero. Se llama trabajo, y esa es en todo caso la moraleja de esta historia: hay que trabajar duro para lograr cosas.

“Cuando llegamos a Berlín, nos sentimos como unas estrellas”, contó Solier en la rueda de prensa ofrecida el jueves por la directora y las protagonistas de “La teta asustada” en el Teatro Peruano-Japonés. Antes de la ceremonia de clausura de la Berlinale, cuando las celebridades desfilaban por la alfombra roja y desde los parlantes se escuchaba la voz de Solier interpretando en quechua las bellas canciones del filme, ya no quedaban dudas: ya eran unas estrellas del cine mundial. Y el Oso de Oro solamente sirvió para que todos aquí en Lima también nos diéramos cuenta de eso

¿Qué agregar? Nada: vaya mentalidad de perdedores, de convidados de piedra. La Teta Asustada no llegó por la ventana a Berlín, fue elegida entre cientos de filmes para la competencia oficial. De manera que las celebridades (el nombre correcto, eso sí, pues muchos de ellos no son ni de lejos artistas) eran todos, no solo los que llegaban vestidos por Armani. No diré más, pues creo que el punto se agota: hasta aquí es claro cómo funciona la mente de quienes deciden hacer alabanzas de un trabajo artístico: lo comparan con la estructura de mercancías artísticas, en donde Hollywoood se lleva el palmarés en volumen de producción, qué duda cabe. De esa manera, la existencia y el éxito del cine nacional (de la cultura en general) estaría -de acuerdo con estos yuppies de segunda de El Comercio- en imitar el juego del mercado cultural del primer mundo, insertarse, ser reconocido y reconocible.
Noten por favor que no tengo simpatía por el trabajo anterior de Llosa, y que espero ver desapasionadamente La teta asustada para ver cuánto de meritorio tuvo el premio. Pero lo que me queda claro hasta aquí es que una actitud de alabanzas de esta naturaleza denota la baja estatura cultural y moral de un diario central en el Perú. El velado racismo que deja entrever, las explicaciones baratas e idiotas que prefiere ante la "irrupción" de Magaly Solier en el espectro del mundillo de celebridades peruanas, son por demás elocuentes.
Después de todo, no basta con incluir nuevos jugadores a un juego que sigue siendo igual: el arte como una mercancía, gente (actores, estrellas) como mercancía. La vuelta sería que sea el juego mismo el que cambiara, y que alguien con raíces andinas pudiera enseñarnos, ojalá, al resto de parasitarios de la cultura de Occidente, que hay muchos otros valores para la creación artística en una comunidad, otros más útiles y valiosos que solamente el glamour, la fama y la sarta de estupideces que nutre el show business, el de aquí o el de allá.

2 comentarios:

Kung Fusa dijo...

Oh, Carlos, este evento espectacular en el que se ha convertido La Teta Asustada al ganar el Oso de Oro de Berlin revela lo mas triste de los medios y politicos peruanos. El Comercio solo despierta verguenza ajena con sus infulas de "decano", mientras el gobierno de Alan encuentra disculpas ridiculas para rechazar la donacion del gobierno aleman destinado a crear el Museo de la Memoria. Nota cero para ellos.

Carlos Vargas Salgado dijo...

Es cierto, el gobierno tira bombas de humo para no exhibir su falta de escrúpulos, y lo peor es que lo hace en nombre de la cultura. No es tema de este Blog hablar de política, pero la política nos invade, y en el caso de lo del Museo de la memoria, a mí por lo menos me queda claro que García quiere ocultar lo que es evidente: que es un violador de derechos humanos, ocupando la primera magistratura del Perú por inexplicables razones.